A partir del 10 de diciembre, la Argentina seguirá inserta en el mundo, con ciertas continuidades en su política exterior y también giros relevantes. Se trata de una serie de ejes en los cuales el albertismo planea proseguir la línea de conducta del gobierno de Mauricio Macri, sin que ello implique renunciar a una impronta propia.
Tiene que ver, sobre todo, con los intereses estratégicos. Y el caso más concreto lo muestra Estados Unidos bajo la égida de la “no confrontación”, aunque se estrenará con la nueva amenaza de arancelar a dos de los actores claves del empresariado argentino: Techint y Aluar. Trump competirá por su reelección en 2020 y eso puede implicar nuevos cachetazos “proteccionistas” con los que lidiar, en particular, cuánto más necesite rebalancear a partir de su negociación comercial con China.
También en Brasil tendrán a un Bolsonaro en modo electoralista, agitando a su base electoral de cara a las municipales. Más que Cristina, lo que molesta al vecino son las alusiones a Lula da Silva desde este lado. Dentro del próximo gobierno son conscientes de la relevancia de preservar a Brasil y el Mercosur como plataforma, y en eso apuestan a un pragmatismo.
Con China, por su parte, será más sencillo puesto que Pekín no suelen regirse tanto por los colores políticos de sus socios como porque se mantengan fieles a los compromisos pactados. Dentro del Frente de Todos hay dirigentes con un aceitado vínculo con Pekín, como el ex canciller Jorge Taiana, ahora en el Senado y con protagonismo en su línea exterior.
En paralelo, habrá también determinadas rupturas en las líneas de acción, como el tema Malvinas. Hay, en el gobierno de Alberto, un claro rechazo a la nueva ruta de vuelo que parte desde Brasil y hace escala en Córdoba, si bien no especificaron qué actitud adoptarán. Sí se habla de “conversar” con Londres, que hoy mantiene otras urgencias con elecciones en puerta y el Brexit detrás.
El capítulo venezolano, sin dudas, implicará otro giro. En particular, por el reconocimiento que el gobierno saliente brindó a Juan Guaidó. Frente al Consejo de las Américas, el futuro canciller Felipe Solá ya le negó cualquier estatus diplomático a su representante en Argentina pese a que, en su entorno, hace tiempo ensayaban un acercamiento con posibles interlocutores con los que mantenían línea abierta Sergio Massa y Jorge Argüello, asesor en temas internacionales y amigo del futuro presidente.