POLITICA

Crimen de Palomar: la autopsia y los hallazgos

El acusado reconoció haber estado con Sotelo a la hora del crimen. Los rasguños.

Marisa Sotelo, de 25 años, fue hallada asesinada a golpes y con una bolsa en la cabeza en en el interior de la cámara séptica del baño de su trabajo.
| Captura de TV

El domingo último por la noche en un pequeño taller de cerámicas sobre la calle Bunge al 1184, localidad de El Palomar, partido de Morón, Marisa Soledad Sotelo fue encontrada muerta en una pozo de decantación, bajo un metro de agua y con una bolsa de nylon que le cubría el rostro. Ayer por la tarde, el fiscal Marcelo Tavolaro de la UFI N. 6 de Morón que lleva adelante el caso recibió los resultados preliminares de la autopsia: fuertes lesiones en el cráneo y lesiones que evidencian intentos de defensa.

¿La causa de muerte? “Habría fallecido por sofocación, el cuerpo demostró signos de asfixia, con el agua con astillas llegó a la tráquea”, indica Tavolaro a este portal. La conclusión es una sola: Sotelo todavía estaba con vida cuando fue arrojada al pozo. El fiscal también apunta: “Por el momento, no habría indicios de abuso sexual”. Aún no se pudo establecer una hipótesis ni el móvil del crimen.

Además, en la inspección del lugar, Tavolaro encontró cuatro elementos significativos. En el fondo de la cisterna “se hallaron dos moldes de cerámica con rastros de pelo y sangre, con los que la víctima habría sido golpeada”, indica Tavolaro. Y en la parte de la propiedad, una bolsa que contenía un pantalón y una remera manchados también en sangre. El propietario de estas prendas, según Tavolaro, no sería otro que Ever González (20), fornido, de tez trigueña y de nacionalidad paraguaya, acusado por la muerte de Sotelo y detenido hoy en la Alcaldía de Tribunales en la ciudad de Concordia, Entre Ríos.

El comisario mayor Sergio Mendoza, jefe de la departamental de Concordia, coordinó su captura: “Fue el domingo a las 21:30, al mismo tiempo que el fiscal estaba en la escena del crimen”, indica Mendoza. Se lo encontró en un micro de la empresa Crucero del Norte, que había salido siete horas antes desde Liniers con rumbo a Posadas, Misiones. El destino final de González, según él mismo, era la zona de General Artigas en Paraguay, de donde dice ser oriundo. ¿Su coartada para el viaje repentino? La muerte de su madre. ¿Qué nexo hubo entre Sotelo y González, además de una relación de trabajo? ¿Qué los ataba? Lorena, prima de Sotelo, no se lo explica: “Sabíamos que eran compañeros de trabajo pero Marisa nunca nos habló de ningún problema”, afirma a Perfil.com.

De vuelta en Palomar, una serie de rasguños en rostro, torso y brazos más otro fuerte golpe en el rostro habían sellado la suerte de González. Un remisero local, de nombre Sergio, que se encargó de llevarlo a la terminal, las reportó a la policía, lo que llevó a la captura. Mendoza confirma las lesiones. Por esta misma razón, las uñas de Sotelo fueron preservadas tras la autopsia para un posterior análisis.

Así lo describe al sospechoso: “González no estaba nervioso sino tranquilo, muy tranquilo. Cuando se le informó el delito por el cual se lo detenía, dijo no saber de qué se trataba. Su discurso era muy calculado”. Luego, se le secuestró un bolso con ropa, se le tomaron fotografías y se realizaron pericias sobre sus heridas.

Sin embargo, González comenzó a hablar en su celda. Entre otros detalles, según revela una fuente policial a Perfil.com, contó que tenía una hija y una concubina, que viajaba “por la muerte de su madre” y que había llegado al país “hace dos años a probar suerte, con otros amigos paraguayos”. Su puesto en el taller de cerámicas -donde Sotelo trabajaba hace cinco años y donde había trabajado también la madre de la misma- lo obtuvo hace pocos meses. Ahí, como Sotelo, se encargaba de moldear figuras que luego eran vendidas en un puesto de una feria del Tigre. Ambos cobraban su sueldo de manera informal.

Cuando se le preguntó por Sotelo, indica la misma fuente, “admitió que era su compañera y que había estado con ella en el taller horas antes”. Si había una atracción particular, González alcanzó a decir: “No, no, ella es mayor que yo”. Pero cuando le tocó explicar sus heridas, “el detenido se quedaba callado. Ahí no sabía qué decir”. El fiscal Tavolaro estima que González llegará hoy a Buenos Aires. Su declaración se producirá entre el miércoles o el jueves.

(*) Especial para Perfil.com.