Dos días después de que el diario PERFIL le preguntara por su futuro dentro del Gobierno, el jefe de ministros Aníbal Fernández fue convocado por la presidenta Cristina Kirchner a una reunión para las 11 de la mañana en Olivos.
El último domingo, Fernández se había referido a los rumores sobre el final de su gestión: "No voy a renunciar por mi propia voluntad porque tengo ganas de participar, porque me hace feliz. Yo voy a acompañar a Cristina siempre donde esté”.
Después de la violenta represión que dejó un saldo de 3 muertos en el Parque Indoamericano, el poder del mediático funcionario comenzó a tambalear: perdió hombres de confianza como el secretario de Justicia, Héctor Masquelet, y el procurador del Tesoro, Joaquín Da Rocha y debió resistir el ascenso de Nilda Garré en el Ministerio de Seguridad.
Tras el encuentro con el quilmeño, la jefa de Estado se reunió con otro hombre fuerte del Gabinete: el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini.
Cambios de fondo y nombres que suenan. No son pocas las especulaciones en torno a la permanencia de Fernández y otro compañero, Julio Alak, en Justicia. En el primero de los casos, se barajan los nombres del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, para tomar el mando del Gabinete aunque también sonó Zannini, bastante más reacio a ocupar un cargo de tanta exposición.
Estas reformulaciones podrían llegar antes de que la Presidenta inicie una gira de diez días en el exterior, anticipó hoy el diario Clarín. De concretarse el arribo de Tomada, su lugar quedaría para su viceministra Noemí Rial o el abogado de la CGT, Héctor Recalde, sugiere el matutino.
En Justicia, en tanto, se mencionó el nombre de Nicolás Fernández, un senador ultrakirchnerista de Santa Cruz que reportó al Gobierno los movimientos del Consejo de la Magistratura.
De la toma del Indoamericano hasta nuestros días, Cristina movió importantes fichas en su equipo. Con Garré en Seguridad, el Ministerio de Defensa quedó al mando de Arturo Puricelli y el ministerio de Medio Ambiente a cargo de Juan José Mussi.