POLITICA
antecedentes

De los cuatro encuentros con CFK a la cara larga con Macri, las previas a la visita de Fernández

La de ayer fue la séptima cumbre de un jefe de Estado argentino en el Vaticano desde la asunción de Francisco. La sintonía de Alberto, la informalidad de Cristina Kirchner y el protocolo del ex presidente.

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Cumbres. La ex mandataria visitó el Vaticano en plena campaña de 2013 y Macri viajó a seis meses de asumir la presidencia. | cedoc

La reunión entre Alberto Fernández y Francisco fue el séptimo encuentro de un mandatario argentino en funciones y el primer Papa nacido en Sudamérica. Cristina Kirchner tuvo cuatro visitas al Vaticano entre 2013 y 2015, mientras que Mauricio Macri tuvo dos reuniones en sus primeros dos años de gobierno. La ex mandataria sumó además fotos y saludos protocolares en Brasil, Paraguay y Cuba, como invitada de las visitas pastorales del Pontífice a esos países. Ninguno de los dos, como Alberto ayer, pudo decir que su primer cara a cara haya sido un verdadero éxito.

El lugar del encuentro, el tiempo dedicado por Francisco, los gestos y las declaraciones ante la prensa junto a los comunicados oficiales posteriores suelen dar indicios de los encuentros más o menos exitosos. La vara parte del punto más bajo, el primer encuentro entre Mauricio Macri y el papa Francisco, en el que la Cancillería argentina dirigida entonces por Susana Malcorra buscó ajustarse al protocolo y marcar un contraste con la informalidad de Cristina. Les fue mal. Lograron 22 minutos de reunión y una cara larga del ex cardenal Bergoglio en la foto conjunta. En un segundo encuentro, compartieron cerca de una hora y el Papa compartió, con mejor cara, una foto con Juliana Awada y las tres hijas de Macri.

Tampoco fue fácil para Cristina el primer cara a cara. Fue antes de la entronización formal de Francisco como heredero de San Pedro. La mandataria pasó mucho tiempo hablando del mate que le regalaba y también se mostró dubitativa a la hora de definir el saludo, un poco sorprendida porque Bergoglio decidió darle un beso. “Nunca un Papa me había besado”, dijo sorprendida. Se dejaba ver así el primer desconcierto del kirchnerismo ante la elección del arzobispo de Buenos Aires como máxima autoridad de la Iglesia Católica. En esa reunión, Cristina le pidió que mediara por el tema Malvinas, algo que quedó en la nada. Según indicaron varias fuentes informadas, en encuentros posteriores la mandataria supo hacer pedidos más discretos y logró gestiones mucho más efectivas.

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La visita de ayer marcó otra novedad en relación con Cambiemos, que también se daba durante el kirchnerismo. Se dejó ver durante el paso del mandatario argentino por el Vaticano la existencia de canales paralelos, algo que no ocurría durante la presidencia de Macri pero era frecuente en tiempos de Cristina. Las gestiones del secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, con Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias, permitieron una verdadera misa peronista ante la tumba de San Pedro.

Ayer también se vio mucho más claro que en otras ocasiones que el Papa privilegió la buena sintonía y delegó los temas incómodos a la Secretaría de Estado, a cargo de Pietro Parolin, quien dedicó varios minutos a expresar el rechazo a la legalización del aborto de la Iglesia Católica. En anteriores ocasiones, el propio Pontífice fue el encargado de señalar lo que le disgustaba.

Un rasgo que marca continuidad es la presencia de regalos con fuerte carga simbólica. Alberto decidió en este punto seguir el libreto protocolar. No hubo como ocurrió en tiempos de Cristina regalos insólitos, como la remera de La Cámpora que llevó Andrés Larroque o el salame de Mercedes que le obsequió Eduardo “Wado” De Pedro en otro encuentro.

Un gesto con la primera dama

Voces informadas sobre las tradiciones vaticanas apuntaron que el trato que se ofreció a Fabiola Yáñez, pareja de Alberto Fernández, implicó un importante gesto papal. En anteriores ocasiones, la diplomacia vaticana rechazó la presencia de cónyuges de mandatarios, o se requirió hacer pedidos especiales a la Secretaría de Estado para que se hiciera presente una pareja casada, pero en segundas nupcias.

En este caso, no trascendió ninguna gestión de este tipo, pero sí hubo comentarios sobre gestos de cercanía de Francisco con Fabiola, de quien destacó que trabaja con Scholas Ocurrentes. La primera dama supo tender redes con esa institución, algo que le permitió ser la avanzada del albertismo en el Vaticano, con una primera visita junto a otras primeras damas de la región.

En aquella oportunidad, llevó el cáliz de la misa que compartieron Alberto y Mauricio Macri. En línea con el pedido que recibió ayer junto a Alberto, para ser “mensajeros de paz”.