Es probablemente el ministro con más poder en el gabinete. Ocupa el puesto desde el 25 de mayo de 2003. Controla subsidios por más de 15 mil millones de pesos y administra fondos fiduciarios millonarios con absoluta discrecionalidad. Digita la obra pública en la Argentina y negocia con los grandes empresarios sin que le tiemble el pulso. Es, además, un soldado de la causa kirchnerista incluso antes de que el Pingüino llegara a la Casa Rosada. Y una pieza clave en el engranaje oficialista. Pero está quemando sus últimos cartuchos adentro del Gobierno.
Dos fuentes distintas, una con acceso a Olivos, otra con contacto directo con el operador K Rudy Ulloa, dijeron a PERFIL que el ministro de Planificación, Julio De Vido, está con un pie afuera. Su reemplazante sería el actual secretario de Obras Públicas, José López, también hombre de confianza de Néstor.
La venta de Telecom Italia –o su estatización– será, muy probablemente, la última intervención de De Vido como ministro. Hasta dicen que amagó con renunciar en la semana. Y no es que esté pensando en abandonar el kirchnerismo ni mucho menos. Todo lo contrario. El arquitecto ya está operando en Santa Cruz y en Buenos Aires para apuntalar al sucesor de Peralta (Kirchner ya no confía en el gobernador), candidatura que podría encabezar el propio funcionario si es que le dan bien los números en las encuestas.
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