Cuatro intelectuales. Dos pro marcha del 18F y dos en contra de la movilización por Nisman. En el medio, la grieta. Una imagen nítida de la tensión que cruje a la Argentina. El político Fernando Iglesias, el escritor Marcelo Birmajer, los periodistas Hernán Brienza y Eduardo Anguita debatieron en el programa Palabras Más Palabras Menos sobre el caso Nisman y las causas por las que irían o no a la convocatoria del próximo miércoles.
La confrontación de posturas se trazó desde un comienzo cuando Fernando Iglesias afirmó que asistirá a la movilización para “pedir protección, justicia para Nisman y para las 85 víctimas de la AMIA” y le agregó picante a la conversación al afirmar: “El gobierno no convoca porque es el principal sospechoso. Le conviene mucho que quien lleva la acusación esté muerto”, señaló.
Del otro lado de la vereda, el historiador y periodista Brienza, en un comienzo, expresó que tenía “ganas de ir”, pero enseguida se retractó cuando vio “quiénes convocaban y el nivel de odio y confrontación”. Y se lamentó que el “gobierno debía convocar a la marcha”, sin embargo justificó que “ante exabruptos de convocantes como Cecilia Pando es complicadísimo que el gobierno o alguien cercano” asista al 18F.
“No puedo ir a una marcha convocada por fiscales que ocultaron la causa AMIA como Ple y Moldes”, indicó el columnista de Tiempo Argentino.
El escritor Birmajer salió al cruce de Brienza y marcó una contradicción que lo dejó sin respuesta: “Me llama la atención que a Hernán (Brienza) le preocupe lo que diga Pando, con quien estoy en desacuerdo, y no le preocupe César Milani que está acusado de participar de la masacre de argentinos durante la dictadura”.
Y fue terminante con su conclusión: “Aparece un fiscal muerto un día antes de declarar en el Congreso, eso no es un problema personal. Podemos discutir si fue suicidio u homicidio, en cualquier caso está vinculado a la denuncia que iba a presentar”.
Eduardo Anguita buscó mesurar los ánimos al asegurar que es momento de “tender puentes” y expresó que junto a otras destacadas figuras de distinto signo políticos y diversos ámbitos proponen organizar “una especie de CONADEP para que puedan esclarecer el caso AMIA y el caso Nisman”.
Enseguida, Iglesias fue lapidario al destacar que el problema de la propuesta de Anguita radicaba en que “el partido justicilista que está en el gobierno no quiso integrar la CONADEP y estaba a favor de la autoamnistía”. Y se preguntó con seriedad: “¿Todavía vivimos en una democracia? El primer rasgo del poder es que quién se mete con el poder muere”, subrayó.
Sin embargo, el momento más álgido se vivió cuando comparó las descalificaciones del kirchnerismo a las marchas con las de la dictadura a las organizaciones de derechos humanos. Y enumeró: “Negación del crimen, descalifican por política y señalan que atrás de quienes se movilizan se mueven oscuros intereses internacionales”.
“Me da verguenza ajena cuando se hacen comparaciones de un gobierno democrático con dictaduras”, le indicó clavándole los ojos Brienza a Iglesias, quien retrucó rápido: “Está bien que tengas verguenza”. “Sí, por vos por lo que hablás”, le espetó el historiador.
“El autoritarismo de no dejar hablar al otro es tu clave, entonces no seas tan fascista de interrumpirme”, le pidió respeto Brienza a Inglesias.
La escalada entre ambos intelectuales se prolongó por algunos minutos: “No pongas cosas en mi boca que yo no dije”, le pidió en varias ocasiones Iglesias a Brienza, quien lo acusó de que había insinuado que el Gobierno había mandado a matar a Nisman. “Yo no tengo la culpa de que seas un violento”, se excusaba Brienza ante los gritos del fundador de Cultura Porteña.
“Seguí apoyando y cobrando”, cerró fuerte el cruce Iglesias.