POLITICA
en LA villa 20 de la ciudad de buenos aires

Denuncian abusos en el operativo Cinturón Sur

Aseguran que las fuerzas de seguridad nacionales cometen vejaciones y apremios ilegales. Los referentes de los barrios afirman que se trata de un “modus operandi” creciente. La oposición se presentó ante la Justicia. Video.

In fraganti. Desde el techo de una casa un vecino filmó cómo dos agentes de la Policía y tres gendarmes, le pegan a un joven.
| Cedoc Perfil

Lo detienen entre dos policías. Lo agarran del cuello. Los vecinos gritan. El joven se queda parado. Se suman más efectivos. Les cuesta dominarlo. Ahora lo sujetan entre cinco, hasta que uno le pega cuatro trompadas en la cara y se aleja, indiferente, esperando que el resto lo termine de esposar. Aparece otro efectivo, un gendarme, que ve un flanco abierto y decide darle una patada en la panza. La escena se sitúa en la villa 20, en el barrio porteño de Lugano, y grafica el maltrato policial que, según los vecinos, se repite sistemáticamente.

Desde la toma del Parque Indoamericano, a fines de 2010, en las villas de la zona se desplegó el Operativo Cinturón Sur, que implicó la presencia permanente de efectivos de Gendarmería en el lugar. En los últimos tiempos se sumaron también agentes de la Policía Federal. Y según las denuncias, el maltrato hacia los jóvenes se incrementó. Lo describen como “abuso policial”. Y enumeran desde amenazas hasta golpes de puño y bastonazos, e incluso juran haber recibido descargas eléctricas con “picanas”. Las víctimas suelen ser pibes de entre 14 y 20 años, generalmente con problemas de drogas.

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“Yo no digo que los pibes sean santos, están enfermos. ¿Pero a quién persigue la Policía, a los narcos o a los chicos enfermos?”, asevera Diosnel Pérez, uno de los referentes del barrio, que decidió hacer público el video que un vecino filmó desde su celular cuando detenían a uno de estos chicos. “La Policía dice que le había robado a una vecina, él que sólo estaba fumando un ‘faso’. La Policía ya los tiene marcados”, explica. Y agrega: “Buscan que los chicos se cansen y reaccionen. Yo les pido que no lo hagan, para no tener un caso de gatillo fácil”.

Su principal preocupación es que quien termine en problemas es el quinto de sus hijos, de 17 años. Tiene niveles elevados de plomo en sangre (algo recurrente en el barrio por el cementerio de autos lindero) que le generan ataques de epilepsia. Y cayó en la droga, según él, como una “vía de escape”. Tiene causas en su contra por tenencia de drogas y sufre el hostigamiento policial. “Una vez lo agarraron cuatro veces seguidas en una misma cuadra”, se indigna.

PERFIL intentó conseguir el testimonio de los jóvenes, pero se negaron, alegando tener temor a represalias. Según relatan en la villa, hubo casos de jóvenes que fueron llevados a un puente o a una zona oscura y que vuelven con signos de haber recibido una golpiza. Luego de tomar conocimiento del video, la legisladora porteña Rocío Sánchez Andía (CC-ARI) presentó una demanda penal, que recayó en el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº1. Allí sostiene que los hechos “se encuadran en los delitos de vejaciones, apremios ilegales y privación ilegítima de la libertad agravada”.

A Pérez, que es militante del Frente Popular Darío Santillán y una de las dos personas que todavía tiene una causa abierta por la toma del Indoamericano, le preocupa que “no hay políticas serias para poder internar a los pibes”. La droga se expande por los barrios y toma formas cada vez más sorprendentes: ahora, inclusive, se usa veneno para ratas picado para armar los cigarrillos.