“Se está haciendo un globo muy grandote de todo esto, no quiero terminar en la Justicia.” La voz, algo temblorosa, pertenece al ex funcionario de Chubut que le frenó a Lázaro Báez un negocio de más de 100 millones de pesos. Se trata de Rubén de Hernández, ex director de Conservación y Obras por Administración de Vialidad Provincial, quien denunció presiones de parte de la Nación y del entonces gobernador, Mario Das Neves, para que la empresa Gotti SA se quede con una obra de 116 millones de pesos para trabajos de una autovía entre Trelew y Puerto Madryn en 2005.
El ex funcionario contradijo a Das Neves, quien se había atribuido la decisión de frenar la obra por los posibles sobreprecios.
“Nosotros no avalamos la oferta que hizo en ese momento Gotti Construcciones. Vimos excesivo el precio en uno de los ítems y por eso la rechazamos. Estaba por encima del presupuesto oficial”, contó el ex funcionario.
Gotti había quedado seleccionada para realizar la obra que iba a ser financiada por la Nación. Sin embargo, De Hernández y los técnicos de la comisión de preadjudicación de obras rechazaron la oferta de la empresa y solicitaron dar de baja los trabajos.
“Nosotros estudiábamos los precios para ver si estaban conforme al pliego de condiciones, veíamos si estaba todo en orden”, explicó.
“La gobernación y las autoridades de ese momento querían hacer la obra a toda costa. Fueron dos semanas en la que querían que adjudiquemos, estuvimos tira y afloje, hasta que nos negamos por completo y se cayó la obra”, reveló.
“Nos presionaba. El gobierno quería hacer la obra, decían que había una oportunidad única”, reveló. Y contó que “el presidente de Vialidad (Patricio Musante) fue a Gotti para ver si no se habían equivocado, si querían mejorar el precio”, ya que se iban a quedar afuera.
—¿Tuvo algún contacto con Lázaro Báez?
—No, ni lo conozco. La provincia prácticamente no ha tenido obras con esta gente.
“Ellos arreglan todo. Se presentan dos o tres empresas, pero acompañan el resto por arriba del precio oficial”, concluyó. Luego de que se dio de baja la licitación, fue la Nación la que se encargó del tema bajo la presidencia de Néstor Kirchner. En 2007 la Nación le adjudicó la obra a Kank y Costilla (del hijo de Lázaro), por un monto de $ 306 millones, casi el triple del monto inicial.