Luis Alberto “Chiche” Peluso, interventor de Lotería y Casinos de la provincia de Buenos Aires, está denunciado de integrar una supuesta sociedad de hecho montada a fines de 1999 para prestar dinero a jugadores fuertes en el Casino de Buenos Aires, entonces conocido como “Estrella de la Fortuna”. Los préstamos a jugadores en fichas o dinero dentro de los casinos, modalidad conocida como “mesa de dinero”, habían sido prohibidos por Lotería Nacional en su resolución 138/94.
Peluso fue denunciado ante la Justicia por Rubén José Curdi, quien asegura haber trabajado para él y sus socios, entre ellos el conocido prestamista de apostadores y empresario del juego Oscar Dato Robinson, quien también denunció al funcionario nombrado por Daniel Scioli por disolución de sociedad. Esa sociedad de hecho habría estado comandada por Miguel Angel Egea, un empresario vinculado a represores de la ESMA, como Miguel Angel Cavallo y Jorge Radice, y señalado en un juicio por delitos de lesa humanidad a cargo de Baltazar Garzón por su presunta participación en la apropiación de bienes de desaparecidos (ver nota relacionada).
Peluso es conocido por su empresa de limpieza Linser S.A.
Robinson le dijo a Perfil que conoció al funcionario “hace más de 20 años en el Casino de Mar del Plata”. Este corpulento empresario de 60 años y de sonrisa fácil, asegura: “Yo le prestaba a Peluso para que apueste. El era un gran jugador. En una noche podía perder o ganar 500 mil dólares. Lo llevé a casinos de Las Vegas, Puerto Rico, entre otros”.
Según un informe del diputado Walter Martello (Coalición Cívica) la relación del gobernador Scioli con Chiche Peluso se remonta a los inicios de la década de 1990, en el entorno del menemismo. La empresa de Peluso “Linser S.A. trabajó para ENTEL durante la intervención de María Julia Alsogaray y para el PAMI de Víctor Alderete”, según el informe.
Robinson dice que “el barco del Casino llegó en octubre de 1999. El 3 de noviembre se formó la sociedad de hecho y el 15 de diciembre logramos arreglar que el Casino nos dé el 12,5 por ciento de la pérdida individual de cada uno de nuestros jugadores a liquidar cada tres días. Ahí estaba el gran negocio”. El empresario cuenta que ingresó al “negocio” cuando visitó a Egea “para pedirle la exclusividad de los préstamos en el barco”. “Luego de unos días, recibo una llamada de Chiche Peluso. ‘A partir de ahora Egea soy yo. Arreglá todo conmigo’”, relata. “Cuando se acordó con el Casino que nos entreguen ese 12,5 por ciento, me desligaron de la sociedad”, añade.