"A los tibios los vomita Dios", dijo el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez en 2012, en alusión a la falta de defensa oficialista del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli. “No son tiempos de quedarse callado. Tendría que salir a aguantar los trapos”, arremetió Juliana Di Tullio, jefa del bloque K, en la misma época.
Pero con el paso del tiempo, la situación cambió y un día la ultrakirchnerista Diana Conti señaló: "Scioli es nuestro compañero". La frase no descolocó a nadie. Había llegado el momento de negociar.
El kirchnerismo y el sciolismo conviven en una armonía imposible de imaginar tiempo atrás. La razón es obvia. Se aproximan las elecciones y Cristina Fernández de Kirchner no encontró candidato potable que sea propio. Por ende no tuvo más alternativa que darle el visto bueno al gobernador a pesar de mirarlo con total desconfianza, como también lo hace La Cámpora, por ser parte del "peronismo residual". Eso no es obstáculo para, públicamente, dejar en claro que están más unidos que nunca.
Si bien se encargan de repetir hasta el hartazgo que "Scioli se convirtió en kirchnerista" para obtener el aval de la Presidenta, surge el interrogante de saber si no es al revés, es decir, si no es el kirchnerismo el que se pinta de naranja para negociar lo mejor posible lugares de poder luego de octubre.
Para el histórico dirigente peronista, Julio Bárbaro se trata de "una dependencia doble. Se han terminado por convertir en esa simbiosis entre amo y esclavo donde el amo ejerce cierto espacio de esclavitud. Lo que generó este hombre (por Scioli) con su obediencia es que la presidenta dejó de ser libre y tiene una autoridad limitada. Ahora Cristina tiene que decir 'aplaudo a Scioli' porque si aplaudo a otro pierdo el poco poder que me queda".
Bárbaro considera que "CFK se tiñe de naranja más que Scioli de kirchnerismo porque ella está con la bandera de la despedida y él con la de llegada, por ende al kirchnerismo no le queda otra". ¿Qué pasará luego? "Ella destruyó a Duhalde y tiene que apoyar a Scioli de la misma manera que Duhalde la apoyó a ella. Queda implícito que Scioli los va a matar (políticamente) de la misma manera que ellos a Duhalde"
No es una novedad que el kirchnerismo no soporta a Scioli y el equipo de trabajo que hay detrás. Consideran que es el peronismo noventista que los jóvenes K intentaron correr de la escena durante las gestiones de Néstor y Cristina.
Uno de los intendentes más fieles a la mandataria se lo reconoció a este cronista hace unos meses: "Publicamente no podemos denostar su gestión, pero lo cierto es que la provincia de Buenos Aires está peor que nunca".
(*) De la redacción de Perfil.com.