Mientras los candidatos y el Gobierno discuten si la Argentina es un país de tránsito o un país de producción de drogas; si hay que legalizar la tenencia para consumo personal de ciertos narcóticos o seguir penalizando a los consumidores, uno de los pilares centrales del narcotráficos les pasa por al lado. No lo ven o no lo quieren ver. ¿O acaso lo fomentan?
Un negocio legal que nutre a la industria del narcotráfico en las narices de todos: los precursores químicos. El Departamento de Estado de los Estados Unidos volvió a exponer al Gobierno argentino en marzo de este año.
En 2014, seis años después de que la Argentina comenzó a controlar el ingreso de efedrina y su desvío al narcotráfico, las autoridades estadounidenses habían advertido sobre la sustancia que hizo estallar la interna bonaerense una semana antes de las PASO: “La efedrina tiende a entrar al país desde el extranjero, frecuentemente desde India”. Así consta en el informe anual del Departamento de Estado “International Narcotics Control Strategy Reports”. Pero la efedrina no es el único precursor químico ni el más usual. Lo utilizan los carteles mexicanos para la fabricación de metanfetaminas, una droga epidémica en los Estados Unidos y México.
Este año, el gobierno estadounidense actualizó ese informe y reconoció que el Poder Ejecutivo demostró esfuerzos y mejoras en la lucha contra la droga, pero resaltó que uno de los problemas centrales sigue latente y que no ve intención política de erradicarlo. “Argentina es uno de los mayores productores de precursores químicos de Sudamérica. La Sedronar, la agencia antidrogas, es la encargada de controlar los precursores químicos”.
El documento asegura que Argentina ha mejorado y cumplido con lo exigido por la ONU para controlar el ingreso de efedrina al país, luego de haber permitido el ingreso indiscriminado de este precursor químico. Pero advierte: “El gobierno argentino no ha definido el control de los precursores químicos como prioridad en sus esfuerzos contra el narcotráfico. Los precursores químicos para la producción de cocaína son desviados localmente desde la industria química de Argentina” hacia dentro y fuera del país.
Desde 2010, el Ejecutivo no registra estadísticas sobre precursores desviados al mercado narco. Son sustancias como el éter, el permanganato de potasio o el ácido sulfúrico.
Fuentes oficiales aseguraron a PERFIL que el último cargamento de efedrina secuestrado en el país fue en 2009 y que la importación para la fabricación de antigripales cayó a niveles mínimos desde que el triple crimen destapó este negocios amparado por el poder político y policial. Incluso, como parte de los controles, China –uno de los principales productores y exportadores de efedrina junto con India– hizo un acuerdo por el cual debe informar a la Aduana argentina cada vez que un cargamento de efedrina sale hacia estas costas. Pero estas mismas fuentes oficiales reconocen que la industria química local es fuente permanente de otros precursores químicos para la cocaína.
Efedrina, éter, ácido sulfúrico, todo gira en torno al mismo negocio. Sin esas sustancias los narcos no pueden producir las drogas, sea metanfetamina en el caso de los carteles mexicanos, sea cocaína para los narcos peruanos y locales. El problema que sigue advirtiendo Estados Unidos es que no hay control suficiente de quién compra y quién se queda con esas sustancias. Y para qué las usan.
No es todo: el informe 2015 resaltó que la Argentina es un paraíso a la hora de lavar el dinero del narcotráfico.
La mujer de Lanatta
Mariela Juncal, la mujer de Martín Lanatta, el condenado a prisión perpetua por el triple crimen de General Rodríguez, le dijo a la revista Noticias que su esposo “jamás” mencionó a Aníbal Fernández.
“No conozco a Aníbal y Martín jamás lo nombró”, afirmó la mujer, quien reconoció que el detenido le había anticipado que iba a dar una entrevista desde la cárcel al programa PPT, de Jorge Lanata.
Juncal cree que su esposo minitió pero también negó conocer los comprobados antecedentes delictivos del condenado.