La música del búnker oficialista nunca estuvo tan baja. Desde que se abrieron las puertas del centro Costa Salguero el silencio dominó la escena y luego apareció algo de pop. El clima de algarabía que se vino dando en todas las elecciones, desde el 2007, para el macrismo hoy desapareció. Los resultados a boca de urna que llegaron de manera extraoficial y la sensación generalizada de una derrota son el denominador común para Juntos por el Cambio, a excepción de la Ciudad.
En este marco, está previsto que Horacio Rodríguez Larreta llegue al VIP del búnker alrededor de las 19.30, y que el presidente Mauricio Macri haga lo propio pasadas las 20. Aunque son pocos los que se ilusionan con un ballottage, nadie se atreve a dar números certeros.
En la provincia de Buenos Aires se conforman con que Axel Kicillof no amplíe su diferencia con María Eugenia Vidal. La gobernadora planea llegar con sus tres hijos y sus dos mejores amigas al búnker cerca de las 20 también.
En el búnker de Alberto Fernández ya festeja hasta el 'Papa Francisco'
Pero la sensación generalizada no muestra sonrisas. Ya al mediodía los principales funcionarios de la Casa Rosada habían decidido suspender el clásico almuerzo en la residencia presidencial de Olivos, que animó en 2017 y en las PASO el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Esta vez no hubo comida ni optimismo. Muchos de ellos, del equipo de Peña, fueron directamente al búnker más temprano que lo usual.
En términos de resultados, los más osados se atrevían a un “esperemos”; los más realistas ya bromean con su futuro. “Voy a tener que volver a conseguir trabajo a los 50”, se reía uno de los ministros nacionales ante la consulta de PERFIL sobre el resultado.
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Con todo, está previsto que Macri hable después de las 21.30 horas con una tendencia consolidada. Elisa Carrió ya le avisó que no estará en el búnker. En 2015 y en 2017 almorzó con Macri en la quinta Los Abrojos. Otros tiempos. Carrió llamó a rezar desde el viernes. La fe es lo último que se pierde en el macrismo.
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