De no mediar cambios, el sábado 24 de junio de 2023 vencerá el plazo para presentar las fórmulas y listas de precandidatos para unas primarias que serán cruciales para el futuro del país. Una fecha que todavía parece distante pero que ya empieza a tensionar y ser determinante para cada paso que dan los principales referentes de Juntos por el Cambio.
Con cerca de una decena de candidatos ya lanzados a la carrera presidencial, en el principal espacio opositor insisten y repiten que lo principal es definir el programa de gobierno que le ofrecerán a la ciudadanía, algo en lo que ya están trabajando en conjunto las fundaciones de cada sector político. Sin embargo, cada actividad, posicionamiento público, presencia mediática o votación parlamentaria está teñida por las estrategias de cada presidenciable para quedar mejor posicionado. Halcones que no ceden ni un ápice en sus posturas confrontativas, moderados que exacerban la búsqueda de consensos como salida para el país, y terceros en discordia que buscan plantarse como la verdadera alternativa.
Mauricio Macri, sobre su candidatura presidencial: “Yo no me he anotado”
La carrera proselitista está, no obstante, plagada de interrogantes. En primer lugar, en JxC se preguntan cuál será el estado de situación hacia junio del año próximo. Con un gobierno roto y sin señales de posible reconstrucción, y una economía con indicadores que anticipan un derrumbe a ritmo constante, los armadores de la oposición coinciden en que el clima será determinante para las chances de cada uno de los que aspiran a suceder a Alberto Fernández. ¿Qué es lo que pedirá la sociedad?, es la pregunta que más le hacen a sus consultores. ¿Buscará una figura conciliadora que de certidumbres y garantías para salir del pozo o, por el contrario, alguien rupturista que logre cambios de raíz?
Con esa pregunta sin respuesta, cada uno seguirá trabajando para llegar lo mejor posicionado posible al próximo otoño. Esa es la primera parada que muchos se imaginan como un filtro que empezará a dejar candidatos en el camino.
La otra pregunta que desvela a más de uno tiene nombre y apellido: Mauricio Macri. El ex presidente está coqueteando cada vez con más vehemencia con la posibilidad de ser el protagonista del segundo tiempo. “El que te dice qué va a hacer te está mintiendo, porque ni él lo sabe”, advierten en su entorno. Pero también cuentan que no termina de confiar en que el resto de los presidenciables estén listos para sentarse en el sillón de Rivadavia.
Las encuestas, dentro de un año, serán determinantes. Como siempre lo fueron para tomar decisiones en el macrismo. Si por la alta imagen negativa que todavía conserva, su candidatura puede llegar a ser factor de riesgo para la vuelta de JxC al poder, la mayoría en el PRO considera que se terminará bajando. Pero si el escenario es de triunfo asegurado, probablemente será de la partida.
Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, siguen avanzando, jugados en la lógica de que no tienen otra alternativa que competir. El jefe de Gobierno repitiendo que competirá contra Macri en las PASO de ser necesario, y la titular del PRO convencida de que le demostrará que ella será más competitiva. María Eugenia Vidal, que recibe mimos del ex presidente, se posiciona para estar lista si se le alinean los planetas.
Cerca de Macri cuentan que no termina de confiar en que el resto esté listo para presidir
El problema para el PRO es si podrá darse el lujo de resolver sus internas en unas PASO o si el radicalismo, presentando candidato, puede terciar en esa pelea y quedarse con un triunfo que hoy parece más dificultoso. Facundo Manes es la carta con la que aspiran sorprender, bajo la lógica de que el electorado buscará algo nuevo, pero no antisistema como Javier Milei. Gerardo Morales también apuesta a crecer en las consideraciones y Alfredo Cornejo se anota, aunque muchos ya lo ven como eventual vice.
Miguel Pichetto, desde el peronismo republicano, y Ricardo López Murphy, por los liberales, también se inscriben para competir como presidenciables. A río revuelto, saben que lo importante es quedar posicionados en esa grilla dentro de un año.
Un año es mucho tiempo, pero todos saben que la carrera ya empezó y nadie quiere dar pasos en falso. Esto siempre y cuando no haya alteraciones al cronograma electoral, algo que con el sensible contexto político que se está viviendo tampoco nadie en la oposición descarta.