Dolores y Roberto Boffi son matrimonio y trabajan juntos hace seis años en un frigorífico de cordero patagónico ubicado en Munro, Vicente López. Dos semanas después de haber sido asaltados a mano armada fueron el único negocio saqueado de ese partido bonaerense. Denunciaron la falta de seguridad a través de una cadena de mails que llegó a algunos medios y enfureció al intendente Jorge Macri, que en vez de tratar de ayudarlos los acusó de actuar políticamente.
Sucede que el negocio se encuentra nada menos que a 50 metros de un asentamiento, de donde pertenecían las personas que entraron a saquear el lugar. En diálogo con Perfil.com, Dolores contó que conocen a varias de las personas porque son vecinas del barrio y porque a muchas de ellas, incluso, les dieron trabajos temporarios. Solo dos hombres fueron detenidos por el saqueo y puestos en libertad rápidamente. Mientras tanto, la hermana de uno de ellos amenazó de muerte a Roberto en caso de que su familiar no fuera liberado.
Todo esto fue denunciado a la Policía y también a través de una carta que hicieron circular por mail y que tomó tal repercusión que llegó incluso a algunos canales de televisión e hizo enfurecer a Macri. Y mientras el matrimonio, con dos niñas menores, le reclamaba públicamente al municipio por la falta de seguridad en el lugar, el intendente los hizo llamar, los atendió enojado y hasta los amenazó con denunciarlos por haber criticado la falta de reacción de su gestión y sus funcionarios, según contó Dolores. "La charla fue cordial, pero tensa", aseguró.
“Nos atendió muy ofuscado y nos dijo ‘qué raro que no dijeron nada contra (Daniel) Scioli’”, contó sorprendida Dolores. Y hasta reveló que votó al mismo Macri en las últimas elecciones y que esperaba ser defendida y defendida por el municipio y no acusada.
“Antes de eso, una persona a quien le llegó nuestro mail nos contactó con un funcionario de Educación del municipio, de apellido Grillo, que envió un mail a todos nuestros contactos, sin agregarnos a Roberto y a mí, tratándonos de mentirosos y minimizando el saqueo que sufrimos”, relató la mujer, que tiene dos nenas menores de edad y además está embarazada.
“Le pedimos a Macri un patrullero en el lugar, teniendo en cuenta las amenazas que recibimos, y una cámara de seguridad en la esquina, pero nos dijo que eso no podía hacer y que sólo nos podía contactar con el fiscal de la causa. Ahora estamos en feria judicial, ¿cómo hacemos mientras tanto? Tenemos miedo”, contó.
En el mail, Dolores contó con detalles los hechos sucedidos el 21 de diciembre: “No solo nos robaron una gran parte de la mercadería allí almacenada sino que también destrozaron a piedrazos nuestras oficinas y herramientas de trabajo. Fueron aproximadamente 30 personas que violentaron las dos puertas de ingreso. Mi marido, Roberto, se encontraba en la oficina con dos de nuestros empleados y, tomados por sorpresa, trataron de defender lo indefendible enfrentándose a las trompadas con las primeras 10 personas que ingresaron. Cuando las siguientes 20 entraron ya fue imposible contenerlos y debieron quedarse, impotentes, viendo como suceda el desastre”.
Y agregó: “Los agresores son todos conocidos por nosotros, ya que son habitantes del asentamiento ubicado a 50 ms. de nuestro depósitoo sobre la calle Castro Barros, esquina Sivori. La policía se hizo presente en el lugar unos 20 minutos después. Ingresaron al asentamiento y detuvieron sólo a 2 personas”.
“Esa misma noche, a horas de sucedidos los hechos, nos quedamos sin custodia policial -agrega el mail-, con las puertas del depósito rotas ya que no conseguimos en tan pocas horas alguien que pudiera repararlas. Así pasamos la primer noche, temiendo que en cualquier momento pudieran ingresar a seguir robándonos. El día sábado, la hermana de uno de los detenidos (que acaba de salir de la cárcel por robo) se acercó a mi marido y lo amenazó de muerte si su hermano no era liberado inmediatamente. También hicimos la correspondiente denuncia pero sinceramente estamos temerosos de nuestra seguridad y la de nuestras 2 hijas ya que bastará con seguirnos a hasta Martínez para corroborar donde vivimos y cometer cualquier barbaridad contra nuestra familia”.
También contaron que están evaluando cerrar la empresa: “Como consecuencia de esto, hemos decidido cerrar la empresa y estamos evaluando seriamente la posibilidad de irnos del país o por lo menos dejar Buenos Aires. Es el tercer robo que sufrimos en lo que va del año y nuestro espíritu ya está quebrado”.