Es la última carta que jugará el Gobierno si los británicos no se sientan a negociar la soberanía de las Islas Malvinas, tal como lo establecen las resoluciones de Naciones Unidas. En Cancillería hay reuniones reservadas y negociaciones “en todos los niveles” para no permitir el paso de los aviones que van de Chile al archipiélago una vez por semana.
Es una decisión delicada, que provocaría un aislamiento casi completo de los kelpers. El jueves fue el último encuentro en la sede diplomática para hablar de este tema. Los funcionarios salieron de allí con una premisa clara: “Si los ingleses siguen reaccionando así ante nuestro pedido, el corte de los vuelos no se va a aplicar porque están logrando instalar en la prensa mundial la discusión. Están jugando a favor nuestro”, explicó uno de los integrantes del cónclave a este diario. Y agregó: “Hay que ver qué pasa si deciden reforzar la militarización de las islas; en ese caso, veremos”.
El reclamo por la soberanía es una idea fija de la Presidenta. Fue ella la que se movilizó en los foros internacionales y que, teniendo la presidencia pro témpore del Mercosur –que ostentará por seis meses–, logró que los países miembros se sumaran al bloqueo marítimo para que se prohibiera el paso de los barcos con bandera kelper hacia las islas. Al bloqueo se sumaría también Perú, según confirmaron autoridades oficiales. Cristina quiere lograr la negociación durante su mandato.
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