El paquete de medidas que se aprobó en el Senado este viernes a la madrugada vuelca unos $ 100 mil millones en materia de aumentos para jubilaciones y asignaciones sociales, a los que se suma, por otra parte, el impacto de la tarjeta alimentaria, con fondos de 4 mil a 6 mil pesos para alrededor de 3 a 4 millones de beneficiarios.
Con este refuerzo para los bolsillos en los sectores más vulnerables, el gobierno de Alberto Fernández confía en que el consumo comience a ponerse en marcha. Se trata de sectores que suelen volcar la totalidad de sus ingresos a consumo. Sin embargo, en este escenario, enfrentan un riesgo: la mayoría tiene un alto nivel de endeudamiento, como señalaba el ahora ministro de Desarrollo, Daniel Arroyo, durante la campaña electoral.
Según datos de Anses, el 80% de los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) tomó préstamos del organismo, los que Mauricio Macri puso sobre la mesa para fogonear el consumo en época de elecciones. También los jubilados y pensionados tomaron Créditos Anses. El organismo otorgó cerca de 4 millones durante la campaña, tras su relanzamiento. Y la imagen general tampoco es la excepción. Según el Banco Central, el 51% de los argentinos está endeudado, la mayoría con la tarjeta de crédito.
El plan bolsillo, por ahora, no contempla la reactivación para la clase media, que por un lado se beneficia con el congelamiento de tarifas por un año mientras que, por el otro, puede verse alcanzada por la suba de Bienes Personales o por el impuesto del 30% a la compra de dólares o con tarjeta para todos los gastos en el exterior.
Así, los economistas y analistas dudan que los fondos volcados vayan en su totalidad al consumo. “Hay un alto nivel de endeudamiento en las familias”, reconoció el titular del JP Morgan en Argentina, Facundo Gómez Minujin, para quien, sin embargo, la ley de solidaridad social y reactivación productiva es una buena señal de que se busca el equilibrio fiscal.
Sin embargo, falta sumar lo que se vuelque por el lado de los privados, a partir de un aumento que se definirá esta semana. “Vamos a dar un aumento para que los sectores que quedaron atrasados puedan negociar mejor su paritaria”, señaló este sábado el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, en declaraciones a AM750, donde aclaró que no se congelan las paritarias sino que se busca nivelar el piso.
Para los sectores productivos, hay diferencias entre las empresas, por lo que no pueden asegurar que los aumentos puedan llegar a todos. Lo que se plantea, sin embargo, es que las sumas se tomen a cuenta de paritarias. Serán remunerativas, según indicó Moroni.
Como contrapartida, para cuidar el impacto en inflación, Moroni aclaró que “la política de precios y salarios tiene que ser convergente. Si los aumentos nominales se van a precios, no servirá de nada”. En ese marco, indicó que la Secretaría de Comercio trabaja con la herramienta de Precios Cuidados para garantizar el acceso a los alimentos, además de acuerdos como el que se firmó con los laboratorios por medicamentos.
La inflación de diciembre marcará 5% y el consumo también estará atado al nivel de precios. Si hay aumentos desmedidos, conspirará en su contra, aunque los economistas estiman que la falta de demanda podría mantener a raya los aumentos desmedidos.
Con todo, recién en el último trimestre de 2020 podría haber señales de crecimiento, que podría ser de hasta un 3% en la comparación contra el trimestre actual, según el economista Miguel Broda.