El Gobierno abrió su propia investigación sobre el caso Maldonado, paralela a la que inició la Justicia federal. Se trata de un equipo especial de funcionarios del Ministerio de Seguridad junto a la AFI y a técnicos especializados en investigaciones complejas.
Uno de los puntos del trabajo tuvo que ver con el accionar de la Gendarmería, otro eje son las pruebas testimoniales que se aportaron en la causa y un tercer punto es el trabajo coordinado con los carabineros y el servicio de inteligencia de Chile.
Mientras el juez Guido Otranto y la fiscal Silvia Avila aún no llamaron a indagatoria a ningún gendarme, la investigación paralela trabajó con unos cuarenta efectivos que participaron del operativo del 1º de agosto. Se trata de dos equipos distintos, cuyos miembros hasta ahora no fueron relevados de sus cargos ni sumariados. Según las fuentes, hubo interrogatorios de más de una hora, con psicólogos y especialistas en seguridad, a cada uno de ellos buscando contradicciones, o para intentar romper cualquier pacto de silencio. Hasta ahora no pudieron obtener resultados a favor de la hipótesis que sostiene el hermano de Maldonado, Sergio, como los organismos de derechos humanos.
Tras este informe la ministra Patricia Bullrich decidió sostener a la Gendarmería y salió a respaldarla públicamente. “Era más fácil que imitara a Poncio Pilatos y desplazara a cuarenta gendarmes, pero no tenían elementos ni ella ni la causa hasta ahora”, sostiene uno de los colaboradores de la ministra.
Acaso por ello en el Gobierno comenzaron a seguir de cerca la hipótesis de que pueda estar –vivo o muerto– en Chile. Así, se comenzó a trabajar con las fuerzas de seguridad chilena para que colaboren en la búsqueda y hasta funcionarios del área de Seguridad argentinos viajaron a trabajar en el caso en el país vecino. “Es una pista que venimos siguiendo, pero es difícil entrar a las tierras donde están y los chilenos tienen este problema desde hace años, de hecho los declararon terroristas”, explica una fuente oficial a PERFIL.
Por estas horas, técnicos especializados trabajan en el análisis del terreno por donde se escaparon los mapuches y donde ocurrió el operativo de Gendarmería. El espacio que se analiza tiene que ver con los dos testigos que, encapuchados y sin presentar DNI (el juez Otranto se negó a tomarles declaración en esas condiciones) declararon ante la fiscalía haber visto cómo la Gendarmería se llevaba al joven desaparecido.
El estudio en 3D, según los primeros análisis, determina que es imposible ver desde el otro lado del río (donde está el campamento mapuche), entre los árboles, la cadena montañosa y la extensa vegetación.