Daniel Menéndez, coordinador nacional de Barrios de Pie, es uno de los principales armadores del denominado Triunvirato de San Cayetano. Para el dirigente, no hay contradicción entre el reclamo por el veto a la Ley de tarifas y la ampliación del gasto social que proponen a través de cinco proyectos. —La marcha nació por iniciativas legislativas sociales, pero hoy aparece como un rechazo al veto presidencial. ¿No se corre el riesgo de sacar el foco? —La consigna central de la marcha tiene que ver con que es tiempo de unirnos. Decidimos expresar el rechazo al veto de Macri, porque entendemos que busca una grieta entre la clase media y los sectores que se expresan a través de los movimientos sociales. El reclamo de los que están afuera del mercado laboral, y tienen que pedir programas de empleo, tiene que empalmarse con los que hoy reclaman por las tarifas y tienen dificultades para mantener a sus hijos. El plan económico afecta a todos. —Pero los proyectos que ustedes presentan requieren un acuerdo con el Ejecutivo, como ocurrió con la Ley de Emergencia Social… —Por eso nos preocupa el veto a la emergencia tarifaria. Vemos con preocupación que el Gobierno viene en un tren, a enorme velocidad, en dirección a una pared que está a veinte metros. Está obsesionado con un esquema fiscal, una política económica basada en el ajuste y esto nos preocupa, porque creemos que tiene que reflexionar y encontrar esquemas que permitan establecer mesas de acuerdo, dejando de lado su plan económico. —Mantuvieron un buen diálogo con el Ejecutivo, en especial con el gabinete social. ¿Se cortó? —Está cortado. Hoy se imponen en el Gobierno las posturas que buscan profundizar el recorte, atender los pedidos del FMI y esto es socialmente inviable. Nos preocupa que este escenario nos lleve a situaciones de más conflictividad. —Hasta ahora las marchas han sido pacíficas, pero en diciembre terminaron con incidentes. ¿Cree que se puede repetir ese cuadro? —El Gobierno está poniendo en riesgo la paz social y la convivencia. En lugar de plantear esquemas de diálogo, proponen usar a las Fuerzas Armadas para resolver la conflictividad interna. Es un camino que va a terminar mal.
