POLITICA
planificacion entre nacion y ciudad

El Gobierno prepara un manual para prevenir piquetes y no tener que reprimir

Busca mejorar la coordinación de Desarrollo Social, Trabajo y Seguridad para identificar focos de protesta. También diferencia los cortes según la cantidad de gente y el nivel de violencia. Mañana, reunión en Casa Rosada.

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Sin solución. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, y su vice Gustavo Lopetegui convocaron para el lunes a una reunión a los equipos técnicos de la Nación y de la Ciudad. Buscan presentar un plan que logre contener los cortes de calle, una problemática que se profundizó en marzo. | cedoc

El diálogo como respuesta a todo. Esa es la lógica que el Gobierno de Mauricio Macri busca imponer ante cualquier adversidad. Ahora también es el eje del plan para ponerle un freno a los piquetes que proliferaron en el último mes en el centro porteño. Esa idea quedaría plasmada en un nuevo manual que están preparando entre el Gobierno nacional y el porteño para definir cómo, cuándo y de qué forma actuar para evitar los cortes de calle.

El año pasado, el gobierno nacional presentó un protocolo antipiquetes, que pasó a la historia sin pena ni olvido. Ahora, la Ciudad tendrá su propio manual. El interrogante es si efectivamente existe una forma de resolver un problema que se volvió sistemático en las últimas dos décadas o si, por el contrario, estas soluciones son solamente un método para mostrar un Gobierno activo en el tema.

Para seguir puliendo la estrategia, desde la Jefatura de Gabinete, que conduce Marcos Peña, convocaron para mañana a una reunión de los Ministerios de Seguridad de la Nación y la Ciudad. Gustavo Lopetegui, vicejefe de Gabinete, será el anfitrión del encuentro, donde estarán, entre otros, los ministros Patricia Bullrich y Martín Ocampo. “Es un tema urbano”, considera una alta fuente de la Casa Rosada. Por eso, el objetivo de la reunión es que la Ciudad presente sus ideas.

Sin embargo, según relataron fuentes gubernamentales, el supuesto “manual” que se está diagramando deberá incluir indefectiblemente a otros dos ministerios nacionales: el de Desarrollo Social y el de Trabajo. La solución la tendrá el Gobierno porteño (que ahora tiene el control de la Policía), pero la mayoría de las protestas son contra el gobierno nacional.

Por eso, en un intento por cambiar el eje del debate y evitar que la discusión gire siempre en torno al uso de la fuerza policial, el Gobierno ahora quiere poner el foco en las causas que llevan a los cortes. Así, el plan incluirá mecanismos para tener una alerta temprana ante situaciones que hoy en día terminan definiéndose en la calle.

¿Si los piquetes siempre se levantan gracias al diálogo, porqué no evitarlos también con diálogo?, se preguntan en el oficialismo. El problema es que la mayoría de las veces las protestas se efectivizan ante la falta de respuestas del Estado. Por eso, la apuesta es a “mejorar la coordinación” entre los ministerios, para así lograr desactivar los piquetes en su génesis.


Diferenciaciones. De todas formas, en el Gobierno porteño saben que el diálogo no será suficiente para evitar los cortes. Por eso el plan de acción contempla que la reacción oficial se adaptará al tipo de protesta.

La masividad del piquete es el primer punto a considerar. El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta ya asegura que la Policía está actuando cuando se tratan de cortes realizados por veinte, treinta o cincuenta personas. Cuando son más importantes, el objetivo es lograr liberar uno o más carriles. Y que el Metrobus (cuando es en la 9 de Julio) no se corte. La tercera categoría es el de las grandes manifestaciones, que no se consideran piquetes, pero que igual afectan al tránsito. En ese caso, el plan es conducir la marcha para evitar desmanes y ordenar los cortes.

El otro factor de diferenciación es la violencia. “No permitiremos ilícitos, ahí intervendrá la Policía”, explican en la Ciudad. Buscan evitar destrozos al mobiliario público, por ejemplo. Y también la imagen de militantes encapuchados y con palos, desafiando a los automovilistas. Es algo que los sectores que lo hacen lo justifican en que después son identificados y perseguidos.

El problema es que la intervención policial no es garantía de eficiencia en la liberación del piquete. El propio ministro de Seguridad porteño reconoce que la política de no hacer nada de los últimos años afectó a la “operatividad de la fuerza” (ver aparte). Encima en Cambiemos consideran que hay sectores que buscan provocar para que los piquetes terminen con represión policial. Por eso quieren evitar a toda costa que un eventual accionar de la fuerza termine jugándole en contra al oficialismo. Nadie quiere otro Kosteki-Santillán, y más cuando hay encuestas que muestran que tres de cada cuatro se quejan de los piquetes, pero sólo la mitad pide que sean desalojados por la fuerza.

El ministerio nacional que conduce Patricia Bullrich ya presentó un plan para actuar en esos casos, con cantidad de efectivos (un equipo de Gendarmería) y la compra de nueva tecnología especial. “Pero en Gobierno quieren que lo resuelva la Ciudad”, describen fuentes de esa cartera.

El sitio donde se realicen los cortes de calle tampoco es un detalle menor para el Gobierno, por dos motivos. Primero, porque poner efectivos en el lugar donde será el corte no lo evita, sino que lo muda. Prefieren actuar una vez que el piquete se esté realizando. Segundo, porque mientras sea en el centro, en el Gobierno de Larreta consideran que los vecinos de la Ciudad afectados no son mayoría. Lo ven también en encuestas: de forma espontánea, los piquetes no surgen como un problema.


Peña: “La realidad nos duele”

En una etapa de alta conflictividad, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, salió a rechazar críticas por el rumbo económico y destacó que el país “tiene que cambiar mucho más profundamente y no hay atajo”. “Estamos en una situación difícil, de transición, que en muchos casos llevará mucho tiempo porque hay cuestiones a resolver, pero tenemos que cambiar la dinámica, y lo estamos haciendo”, afirmó en un mensaje en las redes sociales.

El jefe de Gabinete admitió que existe “dolor y bronca” en muchas personas por la situación actual, pero, dijo, que también la tienen por las “mentiras” y la “sensación de promesas nunca cumplidas”.

“Por supuesto que vemos la realidad y por supuesto que nos duele”, señaló, en una frase que recuerda a la crítica de Mirtha Legrad a Mauricio Macri.