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El hijo de la Presidenta se transformó en el interventor virtual de la AFA

Fue clave para cambiar el Comité Ejecutivo, participa de las decisiones y envió a un senador bonaerense para negociar. Intentos de rebelión y deudas por $ 1.100 millones.

dirigentes. Luis Segura (izq.) preside la AFA. El senador Santiago Carreras es el hombre de Máximo. Angelici (der.) se opone.
| Cedoc Perfil

Al igual que su padre, Néstor, es fanático de Racing. Pero no sólo eso: Máximo Kirchner se transformó en el hombre fuerte de la AFA en las sombras, y hoy sigue paso a paso todos los movimientos del fútbol. Una suerte de intervención encubierta en un mundo que el kirchnerismo considera clave para divulgar sus ideas y los niveles de apoyo político.

El intermediario clave es el senador provincial Santiago Carreras, un hincha fanático de Boca que fue jefe de campaña de Amor Ameal, quien perdió en 2011 las elecciones frente al macrista Daniel Angelici, y hoy participa en un frente opositor al PRO.

La semana pasada, Carreras se reunió con el titular de la AFA, Luis Segura, para definir los detalles del futuro torneo y reforzar la influencia del Gobierno en la asociación frente a un intento de rebelión por parte de los clubes grandes.
Con apenas 34 años, Carreras goza de la confianza de Máximo y es quien pone sobre la mesa las cartas del Gobierno en la AFA. Oriundo de Lomas de Zamora, es licenciado en Periodismo y, además de haber sido amigo de Gabriel Mariotto, fue subsecretario de Juventud de la Provincia.

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Desde hace tres meses es quien mantiene reuniones y concurre a la sede de la AFA, y aunque no tiene un cargo formal, participa activamente de la vida política, habla con dirigentes y toma decisiones.

Con un perfil bajísimo, Carreras y Pablo Paladino, coordinador general de Fútbol para Todos, son quienes discuten las condiciones. Es que con la modificación del torneo, de veinte a treinta equipos, los fondos comprometidos por el Gobierno para la AFA no podían ser los mismos.
“No nos importa si Boca Unidos debe participar o no de las decisiones, pero si quieren cambiar las reglas por las cuales existe Fútbol para Todos tenemos derecho a opinar, pero no nos pueden hacer cargo de los cambios en el Comité Ejecutivo”, explicó un dirigente kirchnerista que conoce las negociaciones. Y agregó que “cada club está jugando la propia” y que hoy en la AFA “hay una situación compleja porque todos están mirando a octubre, y se animan a discutir”.
Tras la muerte de Julio Grondona, el primer indicio de una virtual intervención se dio hace dos meses, cuando Máximo llamó a Segura (Argentinos Juniors), quien reemplazó a “don Julio” y se reunió con él con un objetivo: hacerle saber que el Gobierno iba a interceder y que era vital discutir el nuevo estatuto para la asociación. Antes, los interlocutores entre el Gobierno y la AFA eran el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini.
Fue así que, según pudo reconstruir este diario, Máximo desarmó el acuerdo al que habían llegado los dirigentes de los clubes grandes y puso sus condiciones. Detrás de estas negociaciones existe una presión clave: una deuda de $ 1.100 millones que acumulan, en conjunto, los clubes del fútbol argentino. Y a su vez, el Gobierno le debe unos $ 220 millones a la AFA.

El nuevo acuerdo incluyó que Angelici no sea vicepresidente primero. Allí recaló Rodolfo D’Onofrio (River). También, como tesorero fue elegido un hombre de Mariotto: Eduardo Spinosa (Banfield). “Para Máximo es fundamental controlar el flujo de dinero que va desde FPT hacia la AFA”, confía un dirigente de peso. Ese lugar iba a ser para un dirigente de San Lorenzo, pero el enfrentamiento con Marcelo Tinelli lo frustró.