El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi apuntó a descomprimir la escalada de tensión que había generado la fallida detención de Hebe de Bonafini el jueves por la tarde y, luego de dar marcha atrás con esta orden, aseguró ayer que trabaja “con tranquilidad y sin ningún tipo de presión” en el caso por el que la titular de Madres de Plaza de Mayo había sido llamada a indagatoria por segunda vez. Además, confirmó que todavía no fijó fecha para la nueva citación.
El magistrado, que lleva adelante la investigación por estafas y malversación de fondos públicos en el programa Sueños Compartidos, vio con buenos ojos la decisión de Bonafini de aceptar la citación. “Ella se pone a derecho y manifiesta voluntad de declarar; seguir adelante al no hacer lugar era para generar un escarnio”, argumentó.
En principio, se especulaba con que la indagatoria se llevaría a cabo el lunes. No obstante, dada la solicitud presentada por los abogados de Hebe de Bonafini de que el encuentro se lleve a cabo en la sede de Madres, el magistrado no confirmó la fecha. “Hay que hacer un análisis sobre el pedido que ella formula”, explicó.
El viernes por la mañana, los abogados de la dirigente conversaron con Martínez de Giorgi y lograron poner paños fríos a la situación. La decisión de ir a buscarla a las puertas de la sede de Madres de Plaza de Mayo en el barrio porteño de Congreso había suscitado una serie de críticas tanto en el kirchnerismo como en numerosos referentes de la defensa de los derechos humanos. No obstante ello, el juez aseguró que en todo momento evitó que la situación se desbordara. “Celebro y felicito la actitud de la Policía, con la prudencia que actuó. Contaba con los medios para forzar una detención pero la directiva que yo di fue que no tocaran a nadie, que no llevaran a una situación violenta”, expresó el juez.
Uno de los abogados de la asociación Madres de Plaza de Mayo, Eduardo Fachal, desvinculó a Bonafini de la acusación: “Hemos querellado (a los sospechosos) acompañando con muchísima documentación y testigos”, disparó. En un escrito presentado a De Giorgi, Bonafini justificó su ausencia al aducir que habían aportado “sesenta cajas con pruebas, junto con cuarenta backups, y otros elementos más”, pero que tanto él como el juez Oyarbide –quien había tenido antes la causa en su poder– “ni siquiera leyeron”.