POLITICA

El kirchnerismo siempre encuentra la forma de reciclar a los más leales

Así como lo hizo esta semana conLubertino, Cristinareubicó aFilmus y Lorenzino en cargos a medida. La opción de lasembajadas. Galería de fotos

El kirchnerismo premia a los leales con cargos o embajadas, siempre que no tengan muchos problemas en la justicia.
| Télam

Como una madre severa, el kirchnerismo puede ser generoso con los que se portan bien y riguroso con los que se portan mal. Cuando un candidato pierde las elecciones o un funcionario debe ser reemplazado, los "leales" suelen ser beneficiados con cargos o embajadas, mientras los "traidores" (o los que tienen problemas judiciales) son condenados al ostracismo.

La última fue María José Lubertino: si bien no es del riñón patagónico, fue emblemática por su gestión en el INADI entre 2006 y 2009. Tras quedarse afuera de la legislatura porteña en las elecciones de 2013, esta semana la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le encontró un cargo: será directora del Observatorio de la Discapacidad de la Comisión Nacional Asesora para la Integración de Personas con Discapacidad (Conadis).

Otro ejemplo fue Daniel Filmus. Al eterno perdedor de las elecciones porteñas la mandataria le creó un cargo específicamente para él: la Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes en el Atlántico Sur, que se encargará de los reclamos de soberanía sobre las islas.

A Hernán Lorenzino también hubo que "inventarle" un puesto. Desde enero, el exministro de Economía conduce la Unidad de Reestructuración de Deuda, destinada a negociar los pasivos del Estado argentino. El cargo es "ad honorem", pero eso no quiere decir que el funcionario haya quedado en la calle: también fue nombrado embajador ante la Unión Europea.

Funcionarios y embajadores. Designar a un funcionario caído en desgracia en una embajada es una tradición de la política argentina, y el kirchnerismo no es la excepción. Los leales al modelo que, por una u otra razón, debieron abandonar al poder, fueron premiados con puestos en el exterior.

El caso emblemático es Guillermo Moreno, que tras su polémico principado en la Secretaría de Comercio Interior fue enviado como agregado económico a la embajada argentina en Italia a fines del año pasado. Poco antes fue desplazada Nilda Garré, que tras pasar por los mininisterios de Defensa y Seguridad terminó en la embajada de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Otro ejemplo es Ginés González García: el ministro de Salud era rechazado por la iglesia católica por su defensa de los métodos anticonceptivos. Incluso llegó a protagonizar una polémica con el obispo Antonio Baseotto, quien en 2005 dijo que merecía ser arrojado al mar por su postura a favor del aborto. El entonces presidente Néstor Kirchner removió a Baseotto, pero el funcionario también fue desplazado a la embajada de Chile.

Un caso curioso es el de Jorge Taiana. Cristina removió al entonces canciller en 2010, acusándolo de que no era "leal" como Amado Boudou. El funcionario volvió tres años después para encabezar la lista de legisladores porteños del Frente para la Victoria.

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Quien aún no encontró su lugar en el mundo kirchnerista es Juan Manuel Abal Medina. Tras una gestión opaca en la jefatura de Gabinete, fue reemplazado por Jorge Capitanich y todavía no tiene destino. "Voy a ir a donde me mande la Presidenta", dijo en noviembre a Perfil.com.

A tribunales. De nada le sirve la lealtad a los funcionarios si tienen graves problemas con la justicia. Felisa Miceli tuvo que buscar un lugar en la fundación de Madres de Plaza de Mayo después de que se encontrara la famosa bolsa con 100.000 pesos y 30.000 dólares en su despacho. Y los exsecretarios de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime y Juan Pablo Schavi, no tienen lugar donde esperar que se resuelvan los problemas judiciales que los afectan por partida doble: las denuncias de corrupción y la causa por la tragedia de Once.