El avión TC-55 de la Fuerza Aérea Argentina que transporta los restos del ex presidente Néstor Kirchner arribó a las 17.35 a la ciudad de Río Gallegos donde recibirá cristiana sepultura en el cementerio local.
Después de más de tres horas en el aire, su ataúd descendió del avión especialmente acondicionado para su traslado y fue subido a un coche fúnebre para iniciar su último viaje hacia la bóveda que compartirá con su tía Carlos Kirchner.
El cortejo con los restos del ex Presidente a la cabeza, recorrió la ruta 3, para luego empalmar con la autovía 18 de octubre, hasta llegar a la necrópolis, donde lo aguardaban miles de personas para dar su último adiós, a pesar del intenso viento patagónico.
Su ataúd fue alzado por su hermana Alicia Kirchner, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, Oscar Parrilli, y su ex secretario Daniel Álvarez.
En el camino, cientos de personas al costado de la calle se abrazaban al auto que llevaba a Kirchner y también se lanzaban sobre el que transportaba a Cristina. De fondo, las banderas de los jóvenes K de La Cámpora flameaban como nunca en la llanura santacruceña, un mar de vientos.
Al llegar el cementerio, poco antes de las 21, eran tantos los que querían tocar al coche fúnebre que el cortejo no podía avanzar. Cerca de la puerta del predio, Máximo Kirchner se asomó desde su auto y le indicó a la gente que se corriera y dejara pasar a los vehículos.
Sólo la familia, los íntimos, entre ellos funcionarios locales y nacionales y el presidente venezolano Hugo Chávez, participaron de una breve misa en la capilla del cementerio. Después se disponían a trasladarlo a la bóveda familiar, pero sin la presencia de las multitudes ni las cámaras que los acomparon en los últimos días.