Otro ex funcionario durante el gobierno de Carlos Menem iría al banquillo de los acusados. Esta vez es el turno de Alberto Lestelle, quien supo -o no- desempeñarse en la Secretario de Lucha contra el Narcotráfico, donde habría cometido el delito de “administración infiel reiterada”.
Lestelle, acusado de manejar de manera irregular los créditos destinados a la recuperación de adictos. está a un paso del juicio oral después de que la Cámara Federal rechazara todos los recursos planteados por la defensa, que reclamaba la prescripción de los episodios que se lo culpan.
Los camaristas Eduardo Freiler y Gabriel Cavallo asimismo negaron un planteo de los letrados de Lestelle, para llevar su caso a la Cámara de Casación por no estar bajo estudio "una sentencia definitiva". Consideraron que "no se advierte una situación de gravedad institucional en la que esté permitido obviar el límite de la inexistencia de sentencia definitiva".
El ex funcionario fue procesado por el juez federal Jorge Ballestero, quien tiene a su cargo una megacausa compuesta por al menos 12 hechos diferentes relativos al otorgamiento de subsidios de entre 80 mil y 500 mil pesos a organizaciones, fundaciones e individuos que debían usar ese dinero para la recuperación de adictos.
A pesar de que el procesamiento contra Lestelle es por “administración infiel agravada”, se especula con que el ex dirigente puede terminar involucrado en los delitos de peculado, además de negociaciones incompatibles con la función pública, según indcaron fuentes judiciales a la agencia DyN.
Lestelle enfrenta una serie de causas abiertas por el manejo presuntamente irregular que hubo en la secretaría de Lucha contra Narcotráfico durante su gestión, entre 1989 y 1996, al conceder sin suficientes controles subsidios a fundaciones, municipalidades y gobernaciones.
En 1995, Lestelle había desatado un escándalo cuando se hicieron pública sus declaraciones durante una charla dada en la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, en la que aseguraba que "hay legisladores que antes de ir a las sesiones pasan por el baño a darse un 'nariguetazo' de cocaína y luego explotan como bomba con un discurso magnífico".
En el Parlamento, los legisladores se sintieron agraviados y exigieron explicaciones, mientras el entonces presidente Carlos Menem pidió pruebas de lo que decía o, en todo caso, su renuncia, algo que se concretó inmediatamente pese a que el propio implicado aseguró: "consumir drogas no es delito, traficarla sí".
Fuente DyN
