POLITICA
propuesta oficial

El objetivo de penar el adoctrinamiento escolar abrió una fuerte polémica

El vocero presidencial Manuel Adorni anunció que Milei modificará la Ley de Educación Nacional para castigar el adoctrinamiento escolar. Esto generó un largo debate entre especialistas que criticaron la medida y también rechazaron la idea de habilitar un canal para que se pueda denunciar a los docentes.

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En la mira. El Gobierno busca controlar los contenidos escolares. | NA

Luego de que el vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció que el gobierno de Javier Milei buscará modificar la Ley 26.206 de Educación Nacional con el objetivo de “penar el adoctrinamiento en las escuelas”, se generó un largo debate entre especialistas con dos ejes: uno diverso y complejo respecto al significado del adoctrinamiento y otro de mayor consenso, que ha rechazado la idea de habilitar un canal para denunciar a los docentes.

“Por decisión del gobierno nacional se va a enviar el proyecto de ley para modificar los artículos 11 y 126 de la ley de Educación Nacional con el objetivo de penar el adoctrinamiento en las escuelas. Además, el Ministerio de Capital Humano se va a encargar de poner a disposición un canal para que los padres y alumnos puedan denunciar el adoctrinamiento y la actividad política que no respete la libertad de expresión. En definitiva, van a poder denunciar cuando sientan que no se respeta su derecho a educarse”, comunicó Adorni el último jueves.

De acuerdo al vocero, al Ejecutivo le “entristece ver en las aulas o en los actos escolares contenidos con militancia ideológica”. Amnistía Internacional Argentina compartió la noticia en X (antes Twitter) y preguntó: “Pero, ¿a qué le llaman adoctrinamiento? ¿A las ideas con las que no comulgan?”. “Preocupa la doble vara sobre la libertad, sobre todo cuando la más alta figura del Ejecutivo desinforma sobre el derecho a la libertad de decidir sobre nuestros cuerpos”, mencionó la organización de derechos humanos.

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“Los contenidos que se trabajan en las escuelas están establecidos en los núcleos de aprendizaje prioritario y lineamientos curriculares. Las infancias tienen derecho a una educación que les permita conocer, comprender y ejercer sus derechos humanos”, concluyó Amnistía Internacional.

También se refirió al tema la abogada Ana Correa, quien destacó: “En 1977, un decreto militar prohibió el libro Un elefante ocupa mucho espacio, de Elsa Bornemann, acusado de contener ‘cuentos destinados al público infantil con una finalidad de adoctrinamiento’. No fue el único, pero para que vean un ejemplo del dislate que estamos viviendo”.

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Por su parte, el abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez comentó que Argentina ya cuenta con herramientas para reducir el adoctrinamiento, tanto en la Constitución Nacional, los tratados sobre derechos humanos que tienen jerarquía constitucional y los artículos 11 inciso b, c y d y 126 incisos a, b y d de la misma Ley de Educación. “No hace falta modificar ninguna normativa, sino aplicarla de ser necesario, dentro del correspondiente régimen sancionatorio”, señaló. Sin embargo, resaltó que “se debe garantizar la libertad de expresión de los docentes, especialmente, en temas controversiales susceptibles de producir debates”.

Andres Gil Dominguez
Andrés Gil Domínguez: "Se debe garantizar la libertad de expresión"

Asimismo, en diálogo con La Nación, Guillermina Tiramonti, licenciada en Ciencia Política por la Universidad del Salvador y magíster en Educación por Flacso, opinó que “en la Argentina ha habido adoctrinamiento, en general, en los gobiernos peronistas y durante las dictaduras. Actualmente el colectivo docente confunde muchas veces su papel y adoctrina en lugar de guiar a sus alumnos a identificar las diferentes lecturas sobre la realidad” y dio como ejemplo “la escuela pública de Emerenciano Sena”.

Sin embargo, en entrevista resaltó que “el fomento de la delación y de la vigilancia ideológica en las escuelas podrían ser algo peligroso” y alertó: “El Gobierno parece creer que su deber es barrer una ideología en favor de la propia. Cree tener la verdad y, con eso, el derecho de imponerla”.

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En ese mismo sentido se expresó el director general de Educación y Cultura de la provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, quien al ser consultado sobre un posible adoctrinamiento escolar, reconoció que “puede haber situaciones que no correspondan a un aula”. “Soy de los que opinan que el docente exprese sus opiniones, puede opinar, pero no se puede enojar, tiene que garantizar que se escuchen todas las voces. Puede haber actos de torpeza, pero de ningún modo se van a resolver penalmente”, alegó. También afirmó que “hay mucha agresión al Estado, a la educación pública y también a los docentes. Una sucesión de maltrato que el Gobierno se encarga de desparramar. No es justo, no se construye políticamente así”, recriminó.

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Alberto Sileoni: " Puede haber actos de torpeza, pero de ningún modo se van a resolver penalmente"

En entrevista con la Universidad Nacional de las Artes, el intelectual y profesor universitario Martín Kohan recientemente debatió el concepto del adoctrinamiento en la educación: “Para que exista y funcione el adoctrinamiento hacen falta por lo menos dos elementos. Uno, la palabra autoritaria del docente. Yo no conozco docentes que hoy en Argentina sean mayoritariamente o medianamente autoritarios. Habrá, quizás, pero de ninguna manera es lo dominante ni justifica una caracterización general del estado de cosas de la educación, para nada. Y dos, el estudiante cuya cabeza está lo suficientemente hueca como para que la palabra del docente penetre y sea recepcionada pasivamente, sin hacer nada con ella”.

“Como los que hablan de adoctrinamiento suponen que los estudiantes son pasivos, estarían pretendiendo también un docente que se posicione como no pensando nada sobre aquello que está enseñando, o sea que luzca como una especie de tarado”, discutió Kohan y postuló: “Tomamos posición, expresamos lo que elaboramos de lo que estamos enseñando y eso, de ningún modo, va a imponerse como palabra autoritaria, en la medida en la que uno no exige que el estudiante lo reproduzca pasivamente. Uno expone una posición, entre otras posibles, y los estudiantes devuelven sus lecturas y perspectivas sobre lo que uno dijo, porque no son receptores pasivos. Hacen algo, ¡hacen mucho con eso! Y en eso consiste una clase: todos pensamos, todos elaboramos, todos discutimos”.

LT