La historia del buque de Gas Natural Licuado (GNL) bautizado como Perla Negra no termina con el polémico contrato que revela PERFIL en esta edición. Por el barco que nunca llegó, la empresa estatal Enarsa se comprometió a pagar un adelanto de US$ 2,5 millones en concepto de “prepago”. Pero Enarsa habría transferido –al menos en un primer momento– el monto total del contrato: US$ 57,31 millones. Así consta en el documento bancario al que accedió PERFIL: una notificación de la transferencia realizada el 8 de agosto de 2008, tres días después de la firma del contrato con Contrater Consulting, una ignota firma radicada en Madrid.
De acuerdo al documento bancario, Enarsa transfirió US$ 57.311.100 hacia el exterior a través de una cuenta en el Banco Macro, propiedad de Jorge Brito.
El monto millonario fue transferido a una cuenta en Suiza a pedido de Contrater Consulting. El pago fue girado al Credit Suisse en Zurich. El destino final debía ser la cuenta de la firma española en el BankPime de Barcelona, según el contrato. Contrater Consulting tenía su cuenta en un banco para pequeñas y medianas empresas, que más tarde quebró.
Dos meses después de esa transferencia, Enarsa firmó una addenda al contrato aprobando un acuerdo entre la ignota Contrater Consulting y las empresas de Roberto Dromi, ex ministro de Carlos Menem. Así Dysan y Diligentia ingresaron en el negocio de la importación de gas natural licuado y Contrater Consulting desapareció del mapa. Nicolás Dromi, hijo de Roberto y titular de Diligentia, aseguró a PERFIL que el cargamento que debía traer Contrater al país nunca llegó a Bahía Blanca. El empresario se despegó de las sospechas. “Nunca recibimos pagos de Enarsa en el exterior. Eso es un tema entre Contrater Consulting y Enarsa”, agregó.
Adelanto. Cuando Contrater Consulting entrega los derechos de su contrato a los Dromi, Enarsa mantiene la cláusula del adelanto de US$ 2,5 millones. “El monto transferido (que queda de manifiesto en la addenda firmada por Enarsa con Dilingentia y Dysan, las empresas de Dromi) representa un 5% del valor final del buque de GNL. Bajo ningún argumento había necesidad de transferirle a un trader, y menos a uno prácticamente desconocido, ese porcentaje”, explicó a PERFIL un trader que despachó gasoil para distintas centrales eléctricas.
También es llamativo que Enarsa haya transferido el dinero desde una cuenta que no es la declarada en la página 16 del convenio firmado con Contrater Consulting. Allí se especifica que la compañía estatal utilizará la cuenta 00853590/19 del Banco de la Nación Argentina. Sin embargo, terminó optando por operar por medio del Macro. Lo mismo sucede en el caso de la empresa beneficiaria. Contrater propone como la cuenta en dólares N°01420001178001201213 del BankPime, de Barcelona (España), pero termina recibiendo el dinero en la casa matriz del Credit Suisse, en Zurich. Expertos en finanzas explicaron a este medio que al realizar giros internacionales los bancos utilizan entidades intermediarias.
PERFIL se comunicó con el Banco Macro para consultar si conocía que la transferencia ordenada por Enarsa y girada por la entidad bancaria iba dirigida a una empresa fantasma. Sus voceros aseguraron que su deber es controlar la legalidad de su cliente, es decir enarsa, y no la del destinatario de la transferencia.
En concreto: una empresa pública controlada íntegramente por el Estado giró un monto millonario al exterior a una empresa sin experiencia alguna en el negocio de gas en concepto de adelanto por un barco de gas que nunca llegó al país.
La importación de gas se convirtió en los últimos años en el principal talón de Aquiles del sistema energético. Como resultado de la producción local del fluido, durante el invierno los barcos metaneros cubren hasta un 25% de la demanda de gas.
El costo para el Estado se cuenta en divisas que hoy faltan: desde 2008 hasta octubre de este año fueron más de US$ 15 mil millones, según datos oficiales de la Secretaría de Energía, prácticamente la misma cifra que busca hoy el gabinete económico de Alfonso Prat-Gay para recomponer las perforadas reservas del Banco Central.
La empresa estatal de energía era entonces presidida por Exequiel Espinosa, quien renunció en 2003. Hasta el miércoles pasado, Enarsa fue presidida por Walter Fagyas, mano derecha de Roberto Baratta, la persona que como coordinador de Planificación tuvo injerencia directa en el área energética durante la mayor parte del kirchnerismo, entre 2003 y 2012. Para entonces, la presidenta Cristina Kirchner le había perdido la confianza.