Alberto Fernández cruzó caminando desde la Casa Rosada al Ministerio de Economía y pidió subir hasta el séptimo piso. La última vez que estuvo allí fue durante la presidencia de Raúl Alfonsín. Llegó como abogado para trabajar como subdirector de Asuntos Jurídicos y se quedó hasta 1989. Este viernes, volvió a su viejo lugar de trabajo junto a Sergio Massa y se reencontró con algunos ex compañeros. Después de recorrer el edificio, el Presidente aceptó la invitación a almorzar del ministro de Economía, ya habían pasado las 14 horas y la comida estaba lista. La charla fue económica, pero también política (aunque Massa asegure que no tiene tiempo para “la rosca”).
Cuando Alberto Fernández tiene que nombrar dirigentes en los que confía, uno de los primeros es Sergio Massa. A su alrededor suelen mirarlo con asombro, pero él insiste en que en estos tres años de gobierno, el líder del Frente Renovador mantuvo la lealtad a su figura. Aunque el titular de la cartera de Hacienda jugó en tándem con Cristina Kirchner muchas veces, el jefe de Estado suele remarcar que nunca buscó erosionar al gobierno. Por estas horas, discuten un tema que puso en agenda el kirchnerismo y tiene que ver con un complemento salarial para que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo frente a la inflación. Alberto Fernández da por cerrada la discusión y asegura que tiene que ser un bono, mientras el sector que responde a la vicepresidenta insiste con la suma fija. Massa busca una salida que no vuelva a poner al Frente de Todos en tensión.
El anuncio o no de una suma que complemente el sueldo viene siendo el protagonista de las discusiones internas del Frente de Todos desde hace meses. En agosto, La Cámpora salió a la calle y dejó pintado en las paredes del Conurbano el reclamo “¡Suma fija ya!” y explicaban: “para recuperar el poder adquisitivo perdido durante el macrismo y hacerle frente a la inflación, es necesario otorgar una suma fija que se complemente con las paritarias libres. De este modo, se verá un impacto particularmente significativo en los sectores con los salarios más bajos, dado que esos 30 mil pesos representan un gran porcentaje en estos”.
Aunque en su regreso a los escenarios, Cristina Kirchner planteó un pedido “al compañero Presidente” de una suma fija, Fernández insiste con que esa ayuda llegará en forma de bono.
Para saber de qué se tratará la idea de Alberto Fernández, hay que ir a fines del año pasado: empresas, el Estado nacional, provincial e intendencias acordaron montos para el pago por única vez de un bono. El problema es que en el entorno del propio Presidente aseguran que aquel anuncio no funcionó: “No lo pagó casi nadie en el sector privado”, dicen.
Massa busca mediar entre ambas posturas, pero coincide con el jefe de Estado en que hay sectores que no pueden hacer frente a una suma fija, entre ellos los intendentes. El anuncio llegará en los primeros días de diciembre y será el titular de la cartera de Economía quien se lo adelantará a la vicepresidenta.
Massa y Fernández tienen más coincidencias en el rumbo económico que en el político. Hay algunos temas en los que nunca se pudieron poner de acuerdo como en la necesidad de establecer una mesa de diálogo para que la gestión funcione en modo coalición y todos los sectores estén sentados en la mesa de decisiones. Es un reclamo del kirchnerismo, pero también del líder del Frente Renovador.