Alberto Fernández viajó a Chile para asistir a la asunción de Gabriel Boric, flamante presidente del país trasandino, a quien considera un aliado regional y elogió cuando fue electo para conducir el Palacio de la Moneda. No llamaron la atención, entonces, sus palabras al arribar al territorio: para el Jefe de Estado argentino, Boric representa “no solo una esperanza para los chilenos sino también una expectativa para toda América Latina”.
Y precisó: “Con el Presidente tenemos una mirada común sobre muchos problemas y pensamos parecido”. También, manifestó que “los chilenos deben estar muy felices, porque han vivido momentos de mucha conmoción social y han resuelto la discusión respetando la institucionalidad, y eso es un mérito de todos los chilenos”.
En medio de un escenario político complejo, con un Frente de Todos dividido por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, Fernández decidió nutrir a su comitiva con funcionarios y dirigentes cercanos, como el gobernador de San Juan, Sergio Uñac; los ministros de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Santiago Cafiero; y Seguridad, Aníbal Fernández; las ministras de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta; y Salud, Carla Vizzotti; y la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti.
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Su agenda estuvo marcada por encuentros protocolares y reuniones bilaterales: participó del almuerzo de honor que ofreció Boric a los jefes de Estado y de Gobierno invitados, que tuvo lugar en la coqueta Residencia Presidencial de Cerro Castillo, en la ciudad de Viña del Mar. Y mantuvo sendos encuentros con Pedro Castillo, mandatario de Perú, y Luis Arce, máxima autoridad de Bolivia, para luego reunirse con Boric.
Cabe destacar que el Jefe de Estado tenía una gira programada a Medio Oriente, entre el 14 y el 17 de marzo, pero decidió no asistir ante la invasión de Rusia a Ucrania y las particularidades que ofreció la alianza gobernante con un tema trascendental como el pacto con el FMI. Su lugar será ocupado por cinco gobernadores, entre ellos Gerardo Morales, y el canciller, Santiago Cafiero.
