Con un sabor agridulce, el PRO de Mauricio Macri vivió una jornada en la que pasó de la algarabía, pasado el mediodía a la mesura y, finalmente, a la cautela. Es que desde hace un par de días en el macrismo confiaban que había una esperanza en que Horacio Rodríguez Larreta lograra ganar en primera vuelta y, sino, superar los 20 puntos de diferencia.
Aunque este segundo objetivo se alcanzó, la derrota en Córdoba (por seis puntos) del candidato radical aliado al PRO, Oscar Aguad, y en La Rioja, con Julio Martinez (UCR – PRO) puso nuevamente una luz de alerta en el armado nacional.
Un sector del PRO esperaba este superdomingo electoral como una fuente de impulso a la candidatura presidencial del jefe de Gobierno porteño que, si bien festejó los 20 puntos de diferencia con Martín Lousteau y una relativa buena elección en las otras dos provincias, se quedó con las ganas de tener una foto de triunfo rotundo.
Con la música de cumbia como telón de fondo, en el búnker “amarillo” en Costa Salguero se respiraba aire de cautela. De hecho, en su discurso Rodríguez Larreta prácticamente no hizo mención ni a los números de la elección ni de cómo será el ballotage porteño. Incluso, el propio Macri, quien llegó al bunker pasadas las 20 a la par que su compañera de fórmula, Gabriela Michetti, no quiso hacer una lectura vinculada a las elecciones en el Interior.
Desde ayer en el macrismo sabían que en Córdoba iba a resultar muy difícil que Aguad logre ganarle al peronista disidente Juan Schiaretti, pero se ilusionaron con ganar La Rioja con el diputado Martínez. Hasta allí viajó Emilio Monzó, el operador todoterreno del PRO, para monitorear una posible victoria que finalmente no se logró.
Así las cosas, si bien la diferencia de 20 puntos ratificó gran parte del “voto Michetti”, ahora quedará hacia el futuro analizar de dónde podrán provenir los votos que le den una victoria, el domingo 19 de julio en la segunda vuelta, con cierta distancia con respecto al economista de ECO.
En el bunker reapareció, alicaído, Miguel del Sel, quien incluso se subió al escenario a bailar y festejar con Macri y su pequeña hija, Antonia. Santa Fe fue el comienzo de una serie de problemas electorales para el PRO a los que luego se sumaron Neuquén (salió tercero), Salta (sin candidato a gobernador y segundo en la Capital salteña) y ahora Córdoba, La Rioja y La Pampa.
Otros dirigentes del macrismo señalaban a PERFIL que se podía ver el vaso medio lleno también: Larreta le sacó 20 puntos al segundo y será difícil que no retenga la Ciudad; y que en otras provincias el PRO no había podido siquiera armar un frente competitivo años atrás.
El análisis que realizaban varios de los estrategas es que parte de los votos que hoy, por caso, fueron a Schiaretti en Córdoba podrían ir a parar a Macri en las presidenciales. Similar análisis para Neuquén e inclusive en Salta.
Según adelantaron fuentes partidarias a este medio, Larreta arrancará nuevamente su campaña proselitista en las próximas horas donde intentará combinar nuevas promesas de gestión. La incógnita que pocos podían responder es de dónde saldrían esos votos ya que ni el voto kirchnerista ni el de la izquierda parecieran ser compatibles con el PRO.
Así las cosas, el desafío por delante para Macri será intentar que ese vaso medio lleno sea el que se intente reflejar luego de ganar en una sola de las cuatro provincias donde el PRO compitió