El sorpresivo anuncio conjunto de los gobiernos nacional y de la ciudad de Buenos Aires en la Casa Rosada es una muestra de madurez de los gobiernos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri que no debería ser desaprovechada por los ciudadanos que ocupan el Parque Indoamericano y otros espacios públicos o privados.
El anuncio de Aníbal Fernández y Horacio Rodríguez Larreta, por un lado, reconoce la legitimidad de los reclamos al punto que contiene la oferta de un plan de vivienda, pero por el otro lado incluye la “exigencia” de abandonar los predios ocupados. Si continúan las tomas, las amenazas son dos: no acceder a una vivienda y perder la ayuda social que ya reciben.
La medida es positiva porque indica que ambos gobiernos parecen haber abandonado la insólita competencia de los últimos días por cargar en el otro la responsabilidad de las ocupaciones en lugar de negociar una propuesta conjunta que ponga fin a la peligrosa escalada de ese tipo de medidas, que están fuera de la ley.
Es un triunfo, por ahora parcial porque falta mucho camino por recorrer, de la política, entendida como la negociación de soluciones con algún grado de consenso frente a conflictos entre diversos intereses.
Es probable que la Presidenta y el jefe de Gobierno porteño hayan llegado a este acuerdo al comprobar que, con el camino elegido hasta hoy, se estaban hundiendo en el descrédito popular al tiempo que alentaban una cadena de ocupaciones ilegales que nadie sabe donde puede terminar.
En última instancia es la muerte de Néstor Kirchner, que era el vértice principal de un sistema político construido en los últimos siete años, la que está alentando estos y otros movimientos expansivos de diversos actores políticos y sociales, que interpelan el liderazgo de la Presidenta.
Claro que todo depende de la reacción de los ocupantes y de la decisión con la cual los dos gobiernos implementen su anuncio.
(*) Editor jefe del diario PERFIL y autor de Operación Primicia.