Las negociaciones y pagos de dinero entre ex funcionarios y empresarios, detallados en los cuadernos de las coimas, ya llevaron a más de una decena de empresarios a declarar en el marco de la causa. Carlos Wagner, ex titular de la Cámara Argentina de la Construcción y titular de Esuco, fue uno de los empresarios que pidió declarar como arrepentido ante el Juez y reveló desde adentro cómo funcionaba el sistema de la entrega de obra pública.
En su declaración ante el juez Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli, pevio a salir en libertad, el ejecutivo relató cuáles eran las empresas que podían recibir contratos de obra pública, cómo se gestaban las coimas de entre un 10% y un 20% sobre el total de la obra, y cómo se gestó la relación con el La Nación.
En su relato ante la Justicia, el titular de Esuco detalló que la relación entre él y los Kirchner comenzó a fines de los años noventa, cuando la empresa llegó a Santa Cruz para trabajar en la obra pública, y allí conoció a Julio De Vido, quien en ese momento era funcionario del gobierno provincial.
"Conocí al arquitecto y al gobernador Kirchner en las sucesivas visitas que hicieron a la obra", señaló. Eventualmente, Néstor Kirchner pasó de Gobernador a Presidente en el año 2003, y De Vido, a ser uno de sus ministros de mayor relevancia.
Wagner aportó datos clave sobre cómo se repartían las obras y los sobornos
En 2004, el entonces ministro de Planificación de la Nación negoció con él un puesto de suma importancia para que el dinero de la obra pública volviera a los funcionarios: estar al frente de la Cámara de la Construcción. "La obra pública iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero para los gastos políticos. A modo de ejemplo, llamada una licitación los interesados compraban los pliegos y se reunían en distintos lugares para determinar al ganador", sostuvo ante el fiscal.
En su testimonio, Wagner habló sobre los montos de las adjudicaciones de las obras. "Una vez adjudicada la obra, el compromiso era abonar para gastos políticos, para necesidades políticas, el anticipo que estaba establecido en los pliegos", sostuvo.
Y agregó: "Deducidos los impuestos, el compromiso era entregar la totalidad restante del anticipo financiero a modo de retorno". El porcentaje del anticipo financiero era entre el 10 y 20 por ciento del total de la obra, consignó el matutino.
Cuando las obras públicas eran adjudicadas a Esuco, detalla Wagner, "le avisaban cuándo pasaban a buscar el dinero y por dónde. Siempre los interlocutores eran López y Baratta. A ellos no les interesaba qué empresa ganara (plata), solo que se haga bien el trabajo adjudicado y que pagaran el dinero comprometido", explicó.
Por último, al ser consultado sobre el destino final de todo lo recaudado, el titular de Esuco -ahora en libertad-, manifestó: "El sistema interno de los funcionarios una vez que recaudaban el dinero, tengo la impresión de que era para arriba. Eso era lo que decían Baratta y López. Era plata para arriba", aseguró.