POLITICA
primarias abiertas

El triunfo de Massa define un nuevo mapa político

Aparece como el símbolo principal del retroceso oficialista. Fotos.

Massa comenzará su carrera electoral el jueves en Salta.
| Cedoc

El kirchnerismo sufrió ayer la peor derrota electoral desde su llegada al poder. No sólo perdió en la provincia de Buenos Aires sino que incluso sacó menos votos en todo el país que los obtenidos en 2009, la cual hasta ahora era su peor elección.

Los votantes enviaron un mensaje de rechazo para el gobierno nacional. El kirchnerismo, sumando aliados provinciales, retrocedio hasta casi la mitad del 54% de los votos que obtuvo Cristina Kirchner en 2011 para consguir la reelección.

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Tal como se anticipaba, las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) se transformaron en el principio de la batalla por la sucesión presidencial para 2015. De repetirse los resultados de ayer en octubre, el Gobierno no sólo tendría completamente cerrada la posibilidad de reformar la Constitución sino que enfrentaría dificultades para mantener la mayoría propia en el Congreso.

El golpe más duro para el kirchnerismo lo propinó Sergio Massa, que como candidato a diputado nacional por el Frente Renovador se coronó en la provincia de Buenos Aires, principal bastión electoral en el que reside el 40% del padrón. Allí, el intendente de Tigre se aseguró una victoria de más de cinco puntos de diferencia frente al candidato del oficialismo, Martín Insaurralde.

Al cierre de esta edición, con el 95% de las mesas escrutadas, lo derrotaba con el 35,06% a 29,5%. en el territorio bonaerense.

En esta victoria fueron claves la conquista de algunos distritos del conurbano con gran cantidad de electores que hasta ahora eran conservados por intendentes kirchneristas.

De esta manera, en la provincia de Buenos Aires, el Frente para la Victoria no consiguió llegar al 30% del techo que aseguraban obtener, y perdió más de 20 puntos de los que le garantizó la reelección de Cristina Kirchner en 2011. El número es incluso menor al que obtuvo Néstor Kirchner en 2009 (32%), cuando perdió contra Francisco De Narváez.

Algunas de las últimas encuestas previas a las elección señalaban un empate técnico entre Massa e Insaurralde. Sin embargo, el postulante del Frente Renovador se convirtió ayer en el gran ganador. Al mediodía, el intendente de Tigre ya se mostraba confiado y aseguraba que los relevamientos de boca de urna le daban un triunfo superior a los 4 puntos.

El triunfo de Massa aplanó la elección de Francisco De Narváez, el otro peronista opositor que logró el cuarto lugar con apenas el 10% de los votos. El tercer puesto fue para el Frente Progresista Cívico y Social encabezado por Margarita Stolbizer con el 11% de los votos.

La derrota en el resto del país llevaron al Gobierno nacional a obtener apenas el 27% de los votos. Como se preveía, los candidatos kirchneristas también perdieron en los principales distritos. En algunos ni siquiera llegó al segundo lugar. En Ciudad de Buenos Aires y en Santa Fe terminó tercero, y en Córdoba, cuarto. En Mendoza perdió por casi 18 puntos y la victoria quedo en manos del radical Julio Cobos.

Las sorpresas llegaron desde provincias que se contaban como seguras victorias kirchneristas, como San Juan, Jujuy, La Rioja, Neuquén y Catamarca, que se sumaron a las derrotas esperadas en Santa Cruz, Chubut, Corrientes y San Luis.

En el resto de las provincias, como Chaco, Formosa o Tucumán, el triunfo de los gobernadores kirchneristas dejó de ser tan abultado como venían acostumbrando.

Los mandatarios del Frente para la Victoria como Sergio Urribarri (Entre Ríos), Jorge Capitanich (Chaco), José Alperovich (Tucumán), Juan Manuel Urtubey (Salta) y José Luis Gioja (San Juan) estuvieron lejos de garantizar los triunfos de 2011 y algunos de ellos llegaron a perder hasta 25 por ciento con respecto a la última elección. El retroceso kirchnerista fue evidente a lo largo del territorio del país.

Los nuevos resultados indican que la pelea por la sucesión presidencial ya empezó. El panorama para el kirchnerismo es más sombrío de lo que esperaban los militantes más optimistas.