El fin de las sesiones ordinarias sirvió para cerrar no solo el año legislativo sino también para poner fin a la era de Mauricio Macri a nivel parlamentario. De acuerdo a los datos duros que corresponden a la cantidad de sesiones en ambas Cámaras y de leyes aprobadas, el 2019 quedará en el archivo como el año más improductivo de los últimos ocho, es decir del período que abarca a la segunda gestión de Cristina Kirchner y la presidencia de Macri.
Durante este año se aprobaron 37 leyes y se sesionó en 15 oportunidades en Diputados y en el Senado. El año pasado se aprobó una ley menos, pero en cambio, hubo tres reuniones más.
La excusa es que en un año electoral es complicado lograr que los legisladores abandonen las campañas en las provincias y viajen a Buenos Aires al menos un par de días a la semana para trabajar los temas y sesiones. Sin embargo, 2018 no fue un año electoral y se dio una situación similar, lo que marca que la improductividad se está tornando una costumbre.
2018 no fue un año electoral y se dio una situación similar, lo que marca que la improductividad se está tornando una costumbre.
En 2019 también se dio una situación particular que tiene que ver con que de las 15 sesiones que hubo, diez fueron especiales. Esto quiere decir que en contraposición a las sesiones ordinarias o de tablas en las que se consensúa un temario entre los presidentes de los bloques, las especiales son convocadas por un número reducido de legisladores que impulsan el tratamiento de algún tema en particular y evita la negociación entre los distintos sectores, aunque eso también incremente el riesgo de fracaso.
De acuerdo a un informe elaborado por Directorio Legislativo, el Congreso con Cristina Kirchner tuvo mayor cantidad de leyes aprobadas y de sesiones que con Mauricio Macri.
En el primer caso, entre 2012 y 2015 se aprobaron 510 normas, contra 72 de la etapa de Cambiemos en el poder. El conteo de las sesiones marca que con CFK hubo 136 encuentros, contra 119 oportunidades que se reunieron ambas Cámaras entre 2016 y 2019.
No obstante, el análisis de los datos muestra que solo un 10% de las leyes aprobadas con Cristina tuvieron su orígenes en legisladores de la oposición, mientras que esa cifra se incrementó a 45% durante los cuatro años siguientes. A la inversa, con Cristina el 44% de los proyectos aprobados surgió desde el Ejecutivo, mientras que con Macri el registro fue del 29%.
Sobre estos números se paran en el macrismo para mostrar una diferencia con el período anterior, al que siguen tildando de “escribanía”. Ahora hay más proyectos aprobados impulsados por opositores y menos del Ejecutivo. En el kirchnerismo, en tanto, retrucan con que ahora Macri directamente esquivó el Congreso –algo que la baja cantidad de sesiones y leyes apobadas también muestra– y prefirió gobernar más a través de DNU.
Con CFK solo el 10% fueron leyes propuestas por la oposición. Con Macri subió a 45%
El desglose de los datos permite ver además, una coincidencia en la velocidad del Congreso para aprobar los proyectos del Poder Ejecutivo. En los dos primeros años de la segunda gestión de Cristina, tardaron en promedio 282 días en ser aprobados, mientras que después de la derrota electoral de 2013, ese número creció en promedio a 570 días. Lo mismo sucedió con Macri: entre 2016 y 2017, se tardó en promedio 220 días en lograr la aprobación, y después de las elecciones de mitad de mandato el número trepó a 395 días.
Como una situación excepcional ante la asunción de un gobierno nuevo, el período ordinario de sesiones de 2019 se prorrogará durante diciembre para el tratamiento del Presupuesto 2020 y el paquete de medidas económicas que elaborará Alberto Fernández. Según se anticipó, la discusión continuará durante todo enero, ya habrá convocatoria de sesiones extraordinarias para garantizar su aprobación.