El salón principal del Congreso estaba abarrotado de funcionarios salientes, entrantes, mandatarios internacionales, diputados, senadores, decenas de efectivos de seguridad y militares. Las cámaras de televisión trasmiten en vivo y permiten que millones de argentinos sean testigos de este momento único en la historia de la humanidad y las democracias.
Cristina Fernández de Kirchner estaba a punto de convertirse, constitucionalmente, en la primera mujer presidente electa de la Argentina.
Pero un instante antes de recibir el mando del país, hubo lugar para un reproche más a su esposo y presidente saliente, Néstor Kirchner. "¡Tenemos que firmar!", alerto la ahora ex senadora con micrófono abierto al ahora ex jefe de Estado. Se refería a la rúbrica del libro donde se deja asentado la actividad de la Asamblea legislativa. Él, precoz, pretendía colocarle la banda presidencial antes de tiempo. Él, temprano, quería cederle el bastón presidencial antes de tiempo. Se impuso ella.
"Nunca pude aprender el protocolo", retrucó Kirchner. Esas fueron las últimas palabras como presidente de la Nación. En 4 años y medio de gestión, "nunca pude aprender el protocolo", dijo antes iniciar el traspaso de mando.