POLITICA
hay cinco exfuncionarios en argentina

El vice y un exembajador de Evo también arribaron por refugio

En los próximos días podría haber un encuentro entre Alberto Fernández y el ex presidente boliviano. No se sabe dónde vivirá.

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Llegada. El ex presidente de Bolivia desembarcó el jueves a la Argentina y pidió inmediato refugio. | cedoc

Mientras se aguarda por la reunión del expresidente de Bolivia Evo Morales con el mandatario Alberto Fernández a modo de bienvenida formal pero también para cerrar los límites dentro de los cuales el líder depuesto por un golpe de Estado podrá actuar como jefe de la campaña política del Movimiento al Socialismo (MAS) en las próximas elecciones en su país, se confirmó el arribo de dos nuevos miembros de su gobierno a la Argentina en busca de refugio.

Se trata del exvicepresidente Alvaro García Linera y del ex embajador ante las Naciones Unidas y ex ministro de Gobierno, Sacha Sergio Llorenti. Ayer, en horas tempranas, el canciller Felipe Solá comunicó el nombre del primero durante una entrevista radial con María O’Donnell. Se refirió también a “un ex embajador” cuyo nombre pudo confirmar PERFIL a lo largo de la tarde, de fuentes oficiales. Llorenti había resistido en su misión denunciando las violaciones a los derechos humanos en la represión militar posterior al 10 de noviembre hasta que la canciller designada por el gobierno de facto, Karen Longaric, comunicó su cese en el cargo. La lista se completa con los ex ministros Diego Pary y Gabriela Montaño.

Pese a las críticas mediáticas desde La Paz, hasta ayer la Cancillería no había recepcionado queja formal por parte del gobierno boliviano por la decisión de refugiar a Morales y sus colaboradores. Solo Estados Unidos apuntó contra la decisión a través de declaraciones a la prensa del asesor presidencial Mauricio Claver-Carone. Solá, por su parte, reiteró la decisión de plantear un vínculo en el cual “se puede pensar distinto en algunas cosas y mantener una relación amistosa y frecuente”.

De momento, la veda política a Evo solo comprendería a los grandes actos públicos, un límite que guarda relación con el compromiso asumido ante el Gobierno más que por su estatus de solicitante de refugio, trámite que se completaría el lunes de la semana próxima, en tiempos acelerados. Hasta ese momento, le requirieron que extreme la prudencia y no formule declaraciones a los medios, como las que solía hacer en México.

Fuera de esos límites estarían las redes sociales, un canal que Evo ha sabido utilizar desde el poder y que, una vez depuesto, se convirtió en su fusta contra la administración de facto de Jeanine Añez, a la que Solá confirmó ayer que no reconocen. El Gobierno podría convivir con el Evo tuitero, incluso con que pueda movilizarse libremente por el país porque ese estatus de protección internacional no se lo impide. La única restricción para Morales, o cualquier refugiado, es no alterar el orden público, acorde al artículo 16 de la Ley 26.165.

Frente a versiones que indicaban que planeaba asentarse en las localidades salteñas de Orán o Salvador Mazza, no hubo notificación oficial respecto al domicilio que fijará el ex presidente boliviano. Solo se conoce que Evo ya estaba ayer reunido con sus hijos, Alvaro y Evaliz, quienes permanecen en el país desde el 23 de noviembre.

 

Presión de Trump

Estados Unidos volvió a presionar en forma pública al Gobierno respecto a su posicionamiento político al aceptar recibir al ex presidente boliviano y sus colaboradores pero también a otros referentes latinoamericanos. En una conferencia telefónica con medios regionales, Mauricio Claver-Carone, asesor del presidente Donald Trump, manifestó que no quisieran ver que otros países se conviertan “en abogados de estos caudillos antidemocráticos de la región” en alusión a “Evo Morales, Rafael Correa, Nicolás Maduro, hasta (Miguel) Díaz-Canel, no le aportan nada. Todos ellos son parásitos que solamente le quitan a la Argentina”. El funcionario, que se retiró de Buenos Aires antes del traspaso de mando, cuestionó el cobijo al líder boliviano por la posibilidad de que fomente “la inestabilidad y la violencia” en su  país.