Sin saludarse y a una prudente distancia, la presidenta Cristina Fernández y el vicepresidente Julio Cobos compartieron hoy su primer acto tras cinco meses de distanciamiento, al participar de la misa en la Basílica de Luján organizada por el Episcopado para conmemorar los 30 años de la mediación papal que evitó una guerra por el diferendo del Beagle entre Argentina y Chile.
"Hubiera sido un linda oportunidad", dijo Cobos cuando, al abandonar la basílica, DyN le recordó la convocatoria que instantes antes había lanzado monseñor Jorge Casaretto a favor de dejar "de lado todo lo que nos distancia y nos enfrenta".
La ceremonia religiosa fue presida por el cardenal Jorge Bergoglio (Buenos Aires) y llevó como lema "Queremos la paz, eduquemos para el diálogo", pero fue el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, el encargado de reclamar "dejar de lado todo lo que nos enfrenta", "dialogar más" y privilegiar el "bien común", por encima de los "intereses personales".
Separados por unos cinco metros, la presidenta y el vicepresidente escucharon toda la misa sin saludarse ni mirarse.
Fernández de Kirchner estaba sentada a solas en un lugar especialmente dispuesto a la izquierda de la nave, mientras que detrás, en la primera fila de la derecha, Cobos fue ubicado junto a la intendenta de Luján, Graciela Rosso; el gobernador bonaerense, Daniel Scioli; el titular de la Cámara baja, Eduardo Fellner; y el embajador de Chile, Luis Maira.
Al término de la misa, Bergoglio bendijo a todos los argentinos y en un mensaje predominantemente religioso instó a todos a "trabajar por la paz, como sucedió hace 30 años", tras lo cual, la presidenta, que se mostró visiblemente emocionada, lo saludó dándole la mano.
La ceremonia también representó un gesto de acercamiento entre el gobierno y la Iglesia, que enfrentó diferentes distanciamientos durante la gestión de Néstor Kirchner.
La presidenta llegó instantes antes de las 19.30 y fue recibida en las escalinatas de la Basílica por el arzobispo Agustín Radrizzani.
Poco antes arribaron, entre otros, los ministros de Defensa, Nilda Garré, y de Justicia, Aníbal Fernández, quien destacó el papel de la Iglesia en la búsqueda de la paz.
En el interior ya se encontraban sentados el ministro de Planificación, Julio de Vido, y de Desarrollo Social, Alicia Kirchner.
Asistieron también empresarios, productores rurales, sindicalistas y representantes de otros credos.
Minutos después de culminar la misa, la jefa de Estado encabezó un acto cívico en la plaza Belgrano, frente a la basílica, donde enfatizó que "para construir la paz hay que preservar la democracia" y agregó que "para preservarla hay que luchar por la justicia y la equidad".
Fernández de Kirchner se mostró sonriente durante la mayor parte de la ceremonia y en dos oportunidades pidió agua. El inicio de la misa incluyó un episodio particular cuando entre los asistentes se coló un perro negro que se ubicó delante de la presidenta. El inesperado feligrés se retiró antes de la conclusión de la ceremonia.
Fuente: DYN