Mauricio Macri pasó los últimos tres días entre la preocupación, la bronca con los medios de comunicación y los rumores de cambios de gabinete. En particular, el Presidente tuvo un ataque de furia con aquellos que deslizaban que podría haber cambios en su staff, más precisamente, con una hipotética, y desmentida hasta el hartazgo, salida de Marcos Peña, su jefe de Gabinete y asesor más estrecho.
Quienes estuvieron con el Presidente en los últimos días de corrida cambiaria y devaluación aseguran que estuvo hipersensibilizado con la situación. Es que no estaba ni en los planes más pesimistas de los funcionarios que trabajan en Casa Rosada un escenario de dólar superando los $ 40.
Ayer pasó todo el día en Olivos: desde la reunión a media mañana de la mesa de coordinación hasta distintas reuniones con Nicolás Dujovne, el ministro de Hacienda, quien pule los anuncios macroeconómicos que realizará el lunes. También estuvo Peña, quien sufrió esta semana los embates más duros: pedidos de renuncia del círculo rojo empresarial, de economistas y, off the récord, de los propios dirigentes de Cambiemos. Es más: al menos tres ministros (uno histórico del PRO de diálogo directo con Macri) lo deslizaron en distintas conversaciones, dos de ellos con dirigentes del PJ. La versión, que se inició con Dujovne el miércoles, creció a pasos agigantados el jueves y hasta motivó videographs de canales de noticias de sindicalistas y de empresarios presos por evasión.
En Cambiemos, Marcos Peña es el principal señalado por la crisis
El jefe de Gabinete estuvo atento a todo, incluso a lo que decían de él. Habló con María Eugenia Vidal, luego de que la gobernadora pidiera “bajar la soberbia” en una entrevista con Luis Novaresio. Ninguno de los dos tuvo ánimo de confrontar en plena crisis. Por lo pronto, la gobernadora suspendió el timbreo que iba a realizarse hoy y, en principio, estaría en una cumbre en Olivos junto a Horacio Rodríguez Larreta y la mesa chica macrista.
También Peña dialogó con Rogelio Frigerio, el ministro del Interior, quien había hablado en el Council of Americas de posibles cambios de gabinete. “El único imprescindible es Mauricio”, dijo. Lo sigue pensando. Entre los suyos, el ministro político de la Casa Rosada asegura que no le interesa reemplazar a Peña. “Hay que estar ahí, es un quilombo”, se lo escuchó decir en las últimas horas. Hoy Frigerio está enfocado en cerrar el Presupuesto 2019 como gesto para recuperar la confianza. Así lo entendió el jefe de Gabinete también: le pidió que sea una de las voces que salga a poner calma, junto a Dujovne.
Entre otras reuniones, sin la “mesa política”, alejada del esquema de decisiones, ayer Macri evaluó el panorama político con Peña, Jaime Duran Barba (recién llegado de Ecuador) y Carlos Grosso, el ex intendente menemista que suele escribirle correos electrónicos al Presidente.
Mientras tanto, entre sus principales asesores Macri se resiste a los cambios. Eso sí: maldijo no pocas veces esta semana los zócalos de la TV (aunque suele mirar de reojo) y portales de internet con los títulos vinculados al dólar. Cree que colaboran al malestar social. Y asegura que, en todo caso, la devaluación y la suba de la divisa norteamericana eran inexorables.
“Mauricio cree que el mensaje que mandó el miércoles a la mañana anunciando el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional salió bien, y que, en todo caso, no estuvo vinculado al tema del dólar sino con el FMI y con aquellos que creían que no llegábamos bien a 2019”, le comentó a PERFIL uno de los funcionarios nacionales que participó de la decisión de grabar el mensaje. Así las cosas, Macri pasará su fin de semana entre reuniones vinculadas a los anuncios económicos y su fanatismo por el deporte. Los sábados a la tarde suelen ser los días de paddle. La crisis cambiaria quizá no cambie eso.