POLITICA

Estamos ciegos

Por Gabriel Ziblat |El país está inmerso en unaguerra demafias,sectores de la supuesta inteligencia que salieron delinframundoy de golpe empezaron a quedar expuestos.

Nisman fue encontrado muerto esta madrugada en su departamento.
| Télam

Oscuridad, eso es lo que todos perciben. Hasta ahora son todas preguntas. Cristina y su Gobierno se hacen preguntas. La oposición tiene otras preguntas. Y la sociedad se llena de más preguntas. Son muchos interrogantes para entender lo que se transformó en uno de los mayores golpes para la eternamente adolescente democracia argentina.

Van a circular muchas hipótesis en estos días. Que lo asesinaron sicarios contratados por el Gobierno, o del sector de la SIDE afín al kirchnerismo, o del sector enemistado (con la intención de generarle una severa hemorragia política a Cristina). Que lo indujeron al suicidio algunos de esos mismos actores. Que el sector que lo apoyaba lo abandonó, y que él se sintió usado. Que lo extorsionó el otro sector, con sus hijas o con cosas inimaginables. O incluso que se vio desbordado por la situación. Y lo peor es que todo, en diferentes niveles, es verosímil.

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Unos van a preguntar porqué Nisman volvió antes de sus vacaciones. Otros porqué un funcionario (de una presidenta imputada) entró a la escena policial antes que el juez o el fiscal de turno. Unos van a querer saber qué papel jugó Jaime Stiusso en los últimos días. Otros porqué el Gobierno no responde sobre la denuncia del fiscal. Todos quieren saber con quien habló en los últimos días, en los últimos minutos. Se dice que su cuerpo estaba trabando la puerta del baño, pero también que usó un arma que aquellos que saben de armas supuestamente nunca usarían para suicidarse. Parece que no participó un tercero, pero los peritajes no dan muestra de pólvora en sus manos. Cada vez más datos, cada vez más incertidumbre.

El problema es que estamos [vergüenza] ciegos. El país está inmerso en una guerra de mafias, sectores de la supuesta inteligencia que salieron del inframundo -en el cual su poder se exacerba- y de golpe empezaron a quedar expuestos. Un bando perdió poder y quedó aislado. El otro corría riesgo de quedar a la intemperie por las denuncias de aquellos. Quienes conocen el mundo de la SIDE siempre repiten: Jaime Stiusso versus Fernando Pocino. Hoy, esa es una guerra sin cuartel.

Y el poder político parece haber perdido el control. Durante años cobijó a los dos sectores, logró que sus internas quedarán allí, en el inframundo. Sacó provecho de sus servicios en innumerables situaciones. Jueces desestimaron denuncias de corrupción y dirigentes políticos fueron espiados. Todo con el aval, o peor aún, con el impulso del Gobierno. Hasta que algo se rompió. ¿Habrá sido el memorandum con Irán, que tiró por la borda el trabajo de décadas de uno de esos sectores de la SIDE? ¿O quizás simplemente el fin de ciclo? Podemos teorizar, pero estamos ciegos.

Sólo sabemos que el golpe político más fuerte lo recibió el Gobierno. La noticia es contundente: murió el fiscal que horas antes había denunciado a la Presidenta por supuestamente encubrir a los acusados de realizar el atentado terrorista a la AMIA. Jugaron con la mafia, a controlar a la mafia, y hasta a ponerse el traje de mafia. Y aquí las consecuencias. Mientras tanto, la víctima es una sociedad a la que se le hace imposible entender y que hoy necesita que la dirigencia política actúe con responsabilidad para retomar el control. Estamos ciegos y tenemos miles de preguntas, aunque ya hay una que parece tener su respuesta: ¿se sabrá la verdad?

(*) Periodista de PERFIL. Publicado en La política no muerde.