Otro expediente amenaza con convertirse en un dolor de cabeza para el empresario kirchnerista Lázaro Báez. Se trata de una investigación penal por el supuesto uso de facturas truchas de la empresa Austral Construcciones para evitar el pago de impuestos.
Dos jueces federales, entre ellos el juez federal Sebastián Casanello, investigan cómo operaba la nave insignia de Lázaro Báez junto a la empresa de Bahía Blanca Grupo Penta, investigada desde hace más de tres años en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), como usina de facturas truchas. La investigación judicial también apunta a la sugestiva demora del órgano recaudador.
Existen facturas, cheques, certificados, balances y declaraciones juradas de operaciones comerciales entre Austral Construcciones y Grupo Penta, del empresario bahiense Silvio Ficcadenti. La facturación irregular entre ambas firmas supera los 7 millones de pesos en sólo un año. Por ejemplo, Grupo Penta declaró en sus balances de 2009 y 2010 ventas por 302 mil y 853 mil pesos. Sin embargo, la empresa de Báez declaró contratos con Penta por más de 4 millones de pesos en esos períodos.
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En 2010 Austral Construcciones acordó con Grupo Penta la ampliación de la Ruta Provincial Nº 39 de Santa Cruz. El trayecto conecta la ciudad de Caleta Olivia con Comodoro Rivadavia. El convenio entre ambas empresas establecía que “la totalidad de mano de obra, equipos, plantel y herramientas para realizar los trabajos convenidos” quedaba a cargo de Grupo Penta SA; y Austral Construcciones se encargaba del combustible y las viandas.
Dos certificados contables de la empresa de Báez, publicados por PERFIL en noviembre del año pasado, contabilizaban que en mayo de 2010 se pagó a Grupo Penta $ 347.729 por el movimiento de suelo y de ripio con maquinaria, combustible por 13 mil litros, 177 desayunos, 209 almuerzos y 164 cenas para los empleados. En total, Grupo Penta emitió ese año facturas a Austral Construcciones por casi $ 2.300.000.
Lo curioso es que la empresa de Silvio Ficcadenti no declaró empleados, ni maquinarias viales en sus balances y admitió ante la AFIP tener dos camionetas pick-up, una impresora Epson y un carro de gasoil valuado en 4 mil pesos.
