Ser opositor en el interior del país no es nada sencillo. Tampoco en el conurbano bonaerense. La semana pasada, militantes del Partido Obrero denunciaron al intendente de Merlo, Miguel Othacehé por amenazas.
En Tucumán, poco antes de las elecciones primarias, una patota agredió a la concejal de la Coalición Cívica, Sandra Manzone, en pleno centro de la capital de la provincia gobernada por José Alperovich mientras la mujer repartía volantes junto con otros candidatos.
Anoche, cuatro encapuchados balearon la casa del gobernador santafecino, Antonio Bonfatti. Por esas mismas horas, en Villa Río Bermejito (Chaco), el candidato a senador chaqueño, Ángel Rozas, fue interceptado por una patota liderada por Juan “el pelado” Rossi cuando comenzaba a dar una entrevista radial.
Salvó su vida milagrosamente. “Me querían matar”, aseguró el exgobernador. “Estaban armados con fierros y “chuzas”, exclamó. El parabrisas de su camioneta quedó destruido y tuvo que escapar del lugar, junto con el equipo de prensa liderado por Alejandro Montiel.
Quiénes fueron. Hoy por la tarde, mientras manejaba su camioneta rumbo a la comisaría local, Juan “El Pelado” Rossi rompió el silencio con Perfil.com. “Es totalmente falso cuando (Rozas) se refiere a un grupo de personas, sino que fue una multitud de aborígenes”, expresó.
Sin negar la agresión, dijo que estuvo lejos del candidato radical pero acompañó “el repudio a la visita de Rozas a una zona muy sensible para los aborígenes pues, es de dominio mundial, que fue el lugar más crítico donde la gente moría de hambre, de Chagas, de abandono durante su gobierno".
Rossi negó que hubiese estado al frente de la manifestación y aseguró que se presentará ante la justicia junto con otros líderes aborígenes. "Van a tratar de eliminarme y dirán que fue un ajuste de cuentas entre presos”, denunció. “Para que usted tenga una idea, en su discurso, Rozas dice que hay que cambiar el kirchnerismo pero si no fuese por el kirchnerismo el genocidio étnico hubiese continuado. El kirchnerismo fue la tabla de salvación para los aborígenes”, aseveró.
El piquetero negó que los manifestantes estuvieran armados. “Lo que escuché es que los aborígenes le reclamaban por qué mató de hambre a las comunidades y vendió sus tierras, a lo que el doctor Rozas contestó con una sonrisa. Los aborígenes le pidieron que se vaya y él se volvió a reír. Allí fue cuando, desde la multitud, alguien le tiró con un cascote y se fueron huyendo”, advirtió.
Quién es. A pesar de que Rossi niegue su vínculo con el gobernador Jorge Capitanich, su poder ha crecido durante los últimos años. Semanas atrás, viajó al Gran Rosario a manifestarse contra el gobierno socialista para defender a los compañeros tobas que viven en condiciones infrahumanas en esa zona.
Sin embargo, no emitió críticas a la gestión del peronista Gildo Insfrán en Formosa. Durante la crisis del campo, era uno de los principales activistas que rompía los cortes de ruta del sector agropecuario amparado por el gobierno local. Según Diario Chaco, Rossi fue el principal operador de “la batalla de la peatonal” por la que movilizó a los vendedores ambulantes para tomar el centro de Resistencia y atacar a la intendenta radical, Ayda Ayala, enfrentada con Capitanich.
Durante la trifulca, el periodista Fabricio Glibota, fue herido con un arma blanca en el abdomen. Personalmente, conocí a Juan “El pelado” Rossi el 22 de marzo del 2013 cuando estaba en Resistencia, Chaco, presentando mi libro “El negocio de los derechos humanos”.
Durante la emisión de “Palabras Encontradas”, programa conducido por Roberto Espinoza, Rossi se presentó en el estudio radial para "apretarme" al aire junto con otro puntero local, Tiso Talavera, conocido por haber ingresado, años atrás, a la Legislatura chaqueña a caballo.
Amenazas. "Usted de acá no se va a ir, escuche bien lo que le digo, nosotros no somos hombres de juguete, tenemos el cuero recontra curtido, no tenemos tiempo para perder. Si quiere atacar a nuestro gobernador, sea un hombre de bien, hágalo donde corresponde y como corresponde”, advirtió Rossi.
La rápida difusión de la noticia en los medios nacionales, ya que el corresponsal de Clarín estaba escuchando el programa en vivo, sumado a la intervención policial, evitó que la decena de exconvictos que me esperaban en la puerta de la emisora, actuasen. A Espinoza, el periodista que me defendió en público, lo echaron de su trabajo en el canal de televisión local por “ponerse del lado de un porteño”. Capitanich repudió el despido pero nada dijo de las amenazas.
En la tarde del sábado, la justicia chaqueña dispuso la detención de Rossi quien dijo, en exclusiva para Perfil.com, que “denunciará a Rozas por genocidio aborigen”. A pesar de que el secretario de Seguridad chaqueño, Marcelo Churín dijo que "personal de la Policía del Chaco ya está abocado al cumplimiento de la medida judicial para lograr capturar y detener a los autores de estas agresiones lo antes posible", Rossi estaba tranquilo y, mientras conversaba con este medio, decía que estaba presentándose a declarar espontáneamente.
Ser opositor en la Argentina es una tarea ardua pero en el Chaco, lo es mucho más.
(*) Autor de "El negocio de los Derechos humanos" | En Twitter: @luisgasulla