“Primero usted”. Esa podría ser la frase que sintetiza el gesto político que significó la renuncia del juez Carlos Fayt, que esta mañana le informó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que dejará su puesto en la Corte Suprema de Justicia recién el 11 de diciembre, el primer día de ella como expresidenta.
No fue fácil para el magistrado sobrevivir políticamente al kirchnerismo, que intentó por medios públicos, legales y legislativos empujarlo a la renuncia después de años de tensión. De hecho, el primer cruce fuerte entre Cristina y Fayt llegó en 2013, cuando en plena cadena nacional la mandataria apuntó directamente contra su avanzada edad.
"Cuando mencioné el origen político de algunos integrantes de la Corte Suprema de Justicia, se me olvidó nada más ni nada menos el casi centenario miembro de la Corte, que pertenece al histórico y también centenario Partido Socialista", dijo la Presidenta, en las semanas que intentaba una “democratización de la Justicia”.
En ese discurso, Cristina le había reprochado que “con una simple acordada” el magistrado podía seguir en su cargo pese a que superaba el límite de edad. Fayt le respondió al día siguiente, a través de un colaborador. “Los hechos son sagrados y las opiniones son libres”, sostuvo.
Sin embargo, la situación llegó a su punto más álgido en mayo de este año, luego de que la oposición rechazara tratar en el Congreso el pliego de Roberto Carlés, el aspirante a suceder a Eugenio Zaffaroni en la Corte Suprema de Justicia. Al máximo tribunal le quedaba una vacante y a Fayt se lo veía muy poco por el Palacio de Justicia.
En ese momento, el periodista Horacio Verbitsky relató en su columna de Página/12 que la salud del magistrado era crítica. “No sabe en qué día vive, no reconoce a sus colaboradores”, contó. Sobre esa información, todo el arco kirchnerista salió a pedirle “pruebas” de que el juez estaba en condiciones de seguir en su cargo.
La maniobra política trataba de empujar al magistrado a la renuncia para que la oposición se vea obligada a negociar el pliego de Carlés, ya que el máximo tribunal quedaría sólo con tres integrantes.
En esas semanas hubo una oleada de duros cuestionamientos por parte del oficialismo. El jefe de Gabinete Aníbal Fernández le sugirió a los medios la idea de que el juez “no puede responder ni una pregunta” y le pidió al magistrado que salga a la puerta de su casa para hablar con los medios.
Los diputados Carlos Kunkel, Juliana Di Tullio y Diana Conti se despacharon con fuertes declaraciones. “Se ha planteado una situación de incertidumbre respecto de la capacidad para ejercer el alto cargo que es ser Ministro de la Corte”, lanzó Conti.
La situación siguió en el Congreso. La comisión de Juicio Político aprobó el 12 de mayo un pedido para que se le realice un test psicofísico al juez. La oposición repudió la medida y denunció penalmente a los diputados.
Finalmente, el kirchnerismo no logró hacer que Fayt de un paso al costado. El longevo magistrado demostró hoy su experiencia política y redobló la apuesta con una sugestiva renuncia: se quedará un día más que Cristina en el poder.