La violencia de la inseguridad transformó a la Provincia en un hervidero. El gobernador bonaerense Daniel Scioli lanzó, rápido de reflejos para contener un posible golpe electoral, el "plan de emergencia". Su ministro y principal alfil en esta cruzada es el ministro de Seguridad, Alejandro Granados, quien consideró que "la mano tiene que ser justa, ni blanda ni dura; no es un problema de mano dura y mano blanda, es una mano justa y rígida".
Sus palabras llaman la atención ya que es el mismo funcionario que asumió la intendencia de Ezeiza promocionando el programa "Tolerancia cero contra la delincuencia" y en 1999 respondió a balazos contra delincuentes que intentaron ingresar en su casa y tuvo una desafortunada frase ante la consulta de la prensa: "Ojalá les hubiera pegado. Lamentablemente tuve mala puntería", dijo con frustración.
Granados sostuvo que una mayor presencia policial en las calles deriva en una disminución del delito, y manifestó que la Provincia trabaja en un sistema de patrullas comunitarias para combatir el delito. "Más presencia de policía, muchísimo menos delito, en eso estamos trabajando", dijo el intendente en uso de licencia de la localidad bonaerense.
"Estamos lanzando el comando de patrullas comunitarias; que es traer el viejo comando de patrullas que la gente recuerda en los barrios con añoranza", dijo Granados.
El funcionario agregó que prevén incorporar "en cada municipio de Buenos Aires una división de narcotráfico y una oficina de investigaciones". A su vez, destacó que la policía bonaerense "es una fuerza de 60.000 hombres, la más grande del país y unas de las más grandes de Latinoamérica".
