El Gobierno y la Armada informaron ayer que se encontraron los restos del submarino ARA San Juan. Durante una conferencia de prensa, el ministro Oscar Aguad, el jefe de la Armada, José Villar, y el ex vocero de la fuerza Enrique Balbi apuntaron a una “implosión” del casco del buque. Pidieron prudencia, pero también se mostraron esperanzados en que el hallazgo, a 907 metros de profundidad y a unos 600 kilómetros de Comodoro Rivadavia, permitiría dar una respuesta definitiva sobre las causas de esta tragedia, que se saldó con la vida de sus 44 tripulantes.
Aguad estimó que será difícil recuperar los restos de la nave, como ya demandaban ayer los familiares (ver página 8). También indicó que el país no contaba con los medios para realizar una operación de ese tipo, al recordar que ni siquiera tenía vehículos capaces de realizar una inspección ocular como la que concretó la firma Ocean Infinity, que concluye exitosamente su contrato con el hallazgo. Los profesionales que lo acompañaban indicaron que se estaban realizando operaciones para tener un panorama más preciso sobre la distribución de los restos en el lecho marino.
El funcionario explicó que “por indicación del presidente Mauricio Macri, lo primero que intentamos fue preservar la vida; luego nos propusimos saber qué pasó y luego buscaremos justicia”. Pero, aclaró Aguad, los pasos a seguir serían definidos por la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez (ver página 10). Además de la pesquisa judicial, hay una investigación interna de Defensa, que estaba pronta a ser concluida antes del hallazgo. Aguad anticipó además que habrá duelo nacional.
Punto. Según informó un parte conjunto del Ministerio de Defensa y la Armada, un vehículo de observación remota (ROV, en inglés) de la empresa Ocean Infinity había investigado el Punto de Interés número 24 que identificó la empresa y la operación tuvo un resultado positivo. La firma norteamericana había cumplido con los tiempos de búsqueda establecidos en el pliego para la primera etapa y ya se preparaba para zarpar rumbo a Sudáfrica, donde realizaría operaciones de mantenimiento por varios meses antes de retomar las tareas. Según se indicó, la firma apuntó a este sector tras un análisis de las imágenes que le daban un fuerte indicio, finalmente confirmado.
Tres imágenes compartidas durante la conferencia permitían distinguir que el objeto que habían detectado los equipos autónomos de la firma contratada por el Gobierno era el submarino desaparecido hace un año.
Balbi mostró las capturas de la sección de proa, la hélice del buque y la vela. “Pasaron todos los barcos de las Armadas del mundo por esa zona y nunca pudieron detectar el submarino”, reconoció Aguad. Sin embargo, insistieron en las dificultades de operar en esa zona y las diferentes tecnologías que habían utilizado las naves de la Armada y los buques de diversas banderas que participaron de la búsqueda las primeras semanas.
Más adelante, el almirante Villar explicó que Ocean Infinity tenía autonomía para decidir las áreas que priorizaba y estimó que este sector había sido dejado para el final, dada la dificultad que tenía y el riesgo que asumían las unidades de búsqueda al internarse allí. Los tres coincidieron en que el hallazgo confirmaba la información provista por las estaciones hidroacústicas de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (Ctbto, por sus siglas en inglés), con sede en Viena, Austria. El 22 de noviembre del año pasado, una semana después de la desaparición del submarino, la Armada Argentina había informado que ese organismo había detectado una “anomalía hidroacústica” compatible con la implosión de un submarino a treinta millas del último punto de contacto.
Pistas. “Estoy en contacto desde la madrugada con el Ctbto”, explicó a PERFIL Rafael Grossi, embajador en Austria y nexo de los especialistas argentinos de Defensa y la Armada con el organismo internacional. “Desde un punto de vista técnico significa una validación de la información que logramos obtener con la red hidroacústica del Ctbto”, explicó el diplomático, quien destacó que el trabajo fue ininterrumpido desde noviembre del año pasado.
Las primeras imágenes sugieren “que podría haber implosionado, colapsado muy cerca del fondo, porque el desprendimiento de escombros es muy acotado”, dijo ayer Balbi. En la presentación de la Armada que acompañó al ex vocero –y actual agregado naval en Estados Unidos– se indicaba que el campo de escombros tenía aproximadamente 100 x 80 metros. Y se había detectado “una sección mayor del casco midiendo 25 a 30 m de largo x 7 m de ancho, con dos secciones menores al sur midiendo 11 m de largo x 6 m de ancho y 13 m de largo x 10 m de ancho”.
El informe preliminar también señalaba la existencia de un “importante campo de escombros al Este y Norte”. Otro detalle que ofreció el marino fue que la hélice del buque tenía dos de sus siete aspas enterradas y la vela (donde está la escotilla de salida y pasan los snorkel y tubos de escape del submarino) estaba a 90 grados. La foto de proa mostraba el casco interior del buque, donde se inicia el canal de los torpedos que se desprendieron y, seguramente, forman parte de los escombros que rodean el casco interior de la nave.