Está contento pero a la vez algo cansado. Así lo manifiesta Héctor Recalde en diálogo con PERFIL durante la mañana del feriado del lunes 10 de octubre. Es que viene de una fuerte campaña de posicionamiento de cara a las elecciones que habrá el 18 de octubre donde compite contra dos listas de abogados opositores para ingresar al Consejo de la Magistratura. La nueva integración del organismo será clave durante el año de las presidenciales.
A sus 84 años tiene ganas de seguir trabajando y está entusiasmado. El elegido por la vicepresidenta Cristina Kirchner para defender los intereses judiciales desde una banca del organismo encargado de seleccionar y acusar a jueces nacionales viene de recorrer algunos lugares del Conurbano bonaerense y provincias como Chaco, Corrientes, Santiago del Estero, Córdoba, Neuquén y San Luis, sólo por mencionar algunos.
Este abogado laboralista e histórico hombre de confianza de la vicepresidenta viene de ser consejero de la magistratura hasta su renuncia en 2016. Un año después, en 2017, era noticia: fue cuando decidió pagar $150 mil de fianza impuestos por el fallecido juez Claudio Bonadío para que Cristina Kirchner pueda viajar a Europa.
Nuevo Consejo, nueva integración
Sabe que no será el mismo Consejo. Es que el organismo viene de superar un periodo tumultuoso que significó la declaración de inconstitucionalidad de la ley que lo regía por parte de la Corte Suprema. Es decir, ya no son 13 sino 20 los integrantes, y el recambio ya comenzó. Desde noviembre, el presidente seguirá siendo Horacio Rosatti y lo mismo ocurrirá con el representante del Ejecutivo, Gerónimo Ustarroz. Por parte de la representación académica entrarán Hugo Galderisi, de la Universidad de Lomas de Zamora, y Guillermo Tamarit, de la Universidad Nacional del Noroeste.
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Quedan por definir los abogados, estamento que tiene cuatro sillas en el organismo y donde Recalde compite con dos nombres opositores: Miguel Piedecasas, ex consejero, y María Fernanda Vázquez, actual consejera; Resta también elegir a los jueces y aguardar si habrá cambios en los nombres de Diputados y el Senado.
—Hay posibilidades de que sea consejero junto a su hijo Mariano (Recalde)...
—Es cierto. Para mi eso sería otro motivo de alegría y la verdad que hay posibilidades de que pueda pasar, puede ser que lo integremos, puede ser.
—Viene de recorridas por varios puntos del país. ¿Con qué propuestas y qué recepción tiene?
—Hay muy buena recepción. Creo que hay entusiasmo por ir mejorando la situación en el Consejo de la Magistratura. Se reciben bien los ejes que planteo vinculados a federalizar el organismo, que no sólo se reúna en Buenos Aires sino que vaya a trabajar a las diferentes regiones del país. Ese es un eje que entusiasma y después la posibilidad de que todas las sesiones del Consejo se transmitan por un canal público, que todos puedan acceder a ver qué se discute. Eso tiene importancia para el que mira pero también para el consejero que sabe que hay personas escuchando.
—¿Qué plantearía al llegar al Consejo?
—Siempre digo que los abogados laboralistas podemos ignorar alguna norma pero sabemos negociar y conciliar. Lo primero que plantearía al llegar es evaluar en qué cosas estamos todos de acuerdo, un común denominador. Después discutimos el resto, lo que no acordamos, pero de arranque escuchar.
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—Hay algunos ejes que tendrá que debatir si ingresa como lo son las vacantes en Comodoro Py y en lugares clave. ¿Cómo piensa encarar esa disputa que, a priori, pinta reñída?
—Soy optimista, veo la copa llena. Todo lo haré en base a mis convicciones y principios. Escuchar qué opinan y dar mi propia opinión.
—Usted ya formó parte del Consejo de la Magistratura aunque con un esquema diferente. ¿Cree que se va a encontrar con una dinámica muy disímil?
—A lo mejor tengo alguna sorpresa. Pero digo las contradicciones de uno mismo... Vos sabes que cuando estaba en el Consejo al mismo tiempo era presidente del bloque del Frente para la Victoria y le pedía a Cristina (Kirchner) que por favor me deje salir. Es decir, peleaba por irme del Consejo y ahora estoy peleando por volver.
—¿Por qué no está de acuerdo con que la Corte Suprema presida el organismo?
—No, son decisiones y a mi no me gustó eso, lo digo con respeto. Esto viene desde lo desacertado que fue que (Horacio) Rosatti y (Carlos) Rosenkrantz hayan entrado por decreto del Ejecutivo en comisión y aunque después lo validó el Senado fui crítico del procedimiento. Ahora las cosas funcionan así.
—Sobre el cambio en el Consejo, ¿su crítica es jurídica o política?
—Es jurídica. Políticamente uno sabe que el Consejo está integrado por diferentes ideologías.
—El Gobierno propuso un proyecto de ley para modificarlo a fines del año pasado y no avanzó. Lo mismo parece que va a ocurrir con la ampliación de la Corte Suprema que usted apoya y con otros temas clave de la Justicia. ¿Cree que faltó fuerza para construir políticamente más allá de la actitud de la oposición?
—No, no, no falta fuerza. Lo que hay son dificultades con las mayorías. En el Senado el Gobierno la tiene pero en diputados no. Sería un crítica arbitraria decir eso porque creo que se hizo lo posible. Desde la tribuna todos hacemos goles. Hay que estar en la cancha para ver las dificultades que hay.
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—¿Cómo definió su candidatura?
—Me propusieron y acepté, me pareció un desafío.
—¿De parte de quién vino la propuesta?
—Creo que de Cristina.
—¿Ha hablado con ella en el último tiempo?
—No en el último tiempo pero le agradecí. Para que quede claro mi conducción es Alberto Fernández, que es el presidente de la República. Pero mi conducción política es Cristina Kirchner, con quien tengo una relación de muchísimos años.