Hernán Lombardi, titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, presentó en junio una nueva edición de Tecnópolis Federal, el proyecto que lleva la feria de arte, ciencia y tecnología a las provincias. En esta ocasión, la muestra cuya puesta se mantuvo dos semanas (finalizó el 24 de junio) se realizó en paralelo en las ciudades de Santa Fe y Paraná. Antes del final del encuentro, el funcionario habló con Perfil sobre la importancia de acercar los contenidos al interior del país, las próximas elecciones, la inseguridad y la economía.
—¿Cómo surge la idea de instalar Tecnópolis Federal y llevarlo a las provincias?—Tecnópolis es un concepto. Uno puede pensar que es una ‘megamuestra’ de ciencia, tecnología, arte y cultura, y lo es. También podemos decir que Tecnópolis Federal es una serie de recitales donde se entremezclan figuras nacionales con figuras locales y se les da oportunidades a éstas últimas, y lo es. También podemos pensar que Tecnópolis Federal es un gran trabajo de articulación de los medios públicos y lo es, porque los medios públicos acá están presentes: la TV Pública, Radio Nacional, Canal Encuentro y Paka Paka. El todo es más que la suma de las partes, porque el concepto tiene que ver con una clarísima invitación al futuro distinto, diferente. Es buscar eso que siempre digo, que 'somos mejores que la vida que llevamos', porque podemos tener aspiraciones más altas. Se trata de algo inspiracional, porque vos ves lo que le pasa a los chicos, las familias y los jóvenes, que salen imbuidos de un bagaje de cosas que los van a acompañar toda la vida. Por eso es un concepto, uno muy profundo y articulado entre Nación y las provincias. Me parece que ahí se empieza a entender lo que es este éxito increíble. La gente espera antes de que abra la muestra, por eso no sólo importa la cantidad de gente que pasa por ahí. sino el gran legado de Tecnópolis Federal cuando visita una región, que es qué quedó en la cabeza de esos centenares de miles de personas que la visitaron.
—¿Cuánto cuesta montar este 'concepto'?
—La inversión del Estado Nacional, se hace en cooperación con los municipios y con las provincias: en esta edición lo fue con Santa Fe y con Entre Ríos en simultáneo. La inversión (en este caso doble) en total fue de 38 millones de pesos. Una edición que sea en una solo lugar (como ocurrió en marzo en Misiones) puede rondar los 28 millones de pesos.
—¿Cuál es el destino del próximo Tecnópolis Federal?
—Para hacer Tecnópolis Federal se necesitan los niños en las escuelas, porque se articula las visitas de ellos con las visitas libres de las familias. Por eso, después de las vacaciones, nos quedan este año la provincia de Neuquén y la de Jujuy (además de lo que hicimos, esta versión doble Paraná-Santa Fe y la que se hizo en Posadas). Lo que importa también es la tarea previa, cómo se desarrollan contenidos en conjunto. En Buenos Aires, en el predio de Villa Martelli, la muestra se abre el 8 de julio.
—Cuando asumió Cambiemos, el kirchnerismo decía que -entre las tantas medidas que iban a tomar- Tecnópolis no iba a funcionar más. Sin embargo, pasó todo lo contrario.
—Dentro del cambio cultural que propiciamos, en la dimensión de la administración del Estado, el cambio cultural tiene que ver con cambiar lo malo y continuar lo bueno. Tecnópolis era una buena idea, después se fue deformando como tantas buenas ideas del kirchnerismo y terminó siendo un lugar de propaganda política. Era una buena idea llevar una feria de ciencia a Buenos Aires, ¿qué agregamos nosotros? Nosotros agregamos a la ciencia y la tecnología, el arte y la cultura. Me parece imprescindible en pleno siglo XXI pensar que el arte y la cultura están asociados a la ciencia y la técnica. Agregarlos le dio una potencia tremenda y una originalidad, y un gran vigor. Una segunda modificación clarísima fue que los niños de todo el país no podían ser 'ciudadanos de segunda' como lo son en tantas cosas, que tenían que viajar cientos de kilómetros para visitar Tecnópolis en Buenos Aires. Ya demasiado centralismo tiene la Argentina. Esta idea que le llevamos al presidente Mauricio Macri de desarrollar también una versión itinerante -que es Tecnópolis Federal- me parece que fue una modificación buena y la articulamos con los medios públicos. Había una idea que podía ser mejorada y así lo hicimos, pero eso tiene que ver con el cambio cultural, salir de la posición que muchas veces los argentinos que destruimos lo que hace el anterior porque simplemente lo que hizo estaba mal.
—Bajo su cargo está también el Centro Cultural Kirchner ¿Pasaba lo mismo ahí?
—En todos los casos tratamos de ser consistentes. La idea es que si hay corrupción, que acá hubo mucha, se denuncia. La primera cuestión fue tener intolerancia absoluta con la corrupción; si no, no se puede gestionar. La segunda cuestión fue aprovechar las cosas buenas que se habían hecho. Nosotros no hubiéramos hecho el Centro Cultural Kirchner a 150 metros de la Casa Rosada. Nosotros -que inauguramos en Ciudad, durante el gobierno de Mauricio Macri, La Usina del Arte- conocemos los números. Entonces con el presupuesto que demandó la obra del CCK, hubiéramos hecho 24 usinas del arte. Dicho esto, hay que ser práctico: ya está hecho, entonces el desafío fue hacer que el CCK sea un faro para el resto del país, en este caso de ciudadanía. La programación es extraordinaria, de la cual nos sentimos orgullosos, donde muchas veces grupos nacionales como internacionales van ahí, se transmite por streaming usando nuestra red de medios públicos. Estamos orgullosos de lo que ahí pasa, con un concepto de mucha austeridad en el gasto, porque hay que administrar bien.
—¿Cómo ven desde Cambiemos la candidatura de Cristina? En su acto en el estadio de Arsenal de Sarandí, dijo: “Hay que ponerle un límite a este Gobierno en las próximas elecciones”.
—Somos optimistas frente a las próximas elecciones. La gente decidió cambiar, el cambio está en la gente que te dice por la calle “no aflojen”, eso nos compromete a todos porque los resultados de la economía empiezan recién a verse, porque el 2016 fue muy duro, entonces vamos a ganar por la enorme proximidad que tenemos. Caminamos por el medio de todos porque somos parte de eso, de esa energía de cambio en la Argentina. Eso va a ir bien. Voy a decir dos cosas respecto a lo de Cristina Fernández, una buena y una mala. No puede ponerle límites al Gobierno, un Gobierno de gente nueva con buena intención, a los que une la idea de que los problemas tienen solución, de todas las cosas que es Cambiemos hay una que es la más motivante: los problemas de Argentina tienen solución, hay que analizarlos, darles tiempo, poner equipos técnicos, pero la Argentina es un país maravilloso. El problema que más nos aqueja es la pobreza. Cuando ella dice ‘ponerle límites’ ¿a qué? Ella siempre se expresa por la negativa, no quiere superarnos, quiere que a la Argentina por momentos le vaya mal, ¿poner límites a qué? ¿A la transformación de la Argentina? ¿No tenemos la legitimidad de gobernar si ganamos las elecciones? La escuché dando esta idea, tan pobre moralmente, que es la idea de ‘resistiendo con aguante’. A los gobiernos constitucionales se les hace oposición madura, constructiva, pero nunca se aplica la idea de la resistencia, eso es algo que se les hace a las dictaduras militares y a los gobiernos autoritarios. Quizás confundió desde un primer momento por su narcisismo, confundió, porque ella se siente que es la única intérprete del pueblo. Nunca aceptó que había otra mayoría en la Argentina, nos privó a los argentinos de esa fiesta. Cada vez que se vota, gane o pierda el candidato que uno apoya, es una fiesta, y nos privó la fiesta de el 10 de diciembre de 2015, de que un presidente constitucional le diera el bastón de mando a otro presidente constitucional. Eso es lo malo, pero voy a decir una cosa positiva. Hay algo que tiene que ver con mi forma de ver las cosas en general, yo respeto todos los pensamientos, aprendo de todos, lo único que no respeto es la inconsistencia, aquellos que dicen blanco y negro a la vez. Aquellos que te dicen ‘no limiten el gasto público, pero frenen la inflación’, aquel que te dice ‘cerremos más la economía, pero mejoren el comercio’. La Argentina está muy acostumbrada a la inconsistencia, en ese punto voy a decir una cosa, la candidatura de Cristina Fernández se refugia en sus valores: ella siempre expresó una fuerte inquina por el PJ y el peronismo, y lo dijo siempre, sólo se tiene que revisar su historia. Bueno ahora lo está expresando. Me parece muy consistente lo que está haciendo, totalmente reñido con los valores e ideas que defiende Cambiemos, pero es consistente. Uno podría decir que defendemos esta idea porque nos conviene un peronismo dividido pero no, eso es táctico. Defiendo esa idea porque en una perspectiva a largo plazo me parece que es lógico que haya una expresión en la cual no coincido, pero una expresión de los valores de [Luis] D’Elía, y [Fernando] Esteche o de [Martín] Sabbatella, que es de lo que se rodea Cristina Fernández. Me parece legítimo que exista, pero eso no tiene nada que ver con el peronismo de [Juan Manuel] Urtubey, [Florencio] Randazzo o de [Sergio] Massa. En ese punto de vista, me parece que hay consistencia.
—Entre los temas que más preocupan a los argentinos, más allá de la economía, es la inseguridad
—Pobreza e inseguridad son dos de los tres lemas básicos de Cambiemos, creemos que la inseguridad hoy en Argentina se está haciendo una tarea muy fuerte la ministra Patricia Bullrich. El drama de la Argentina fue o por omisión de la administración anterior o por torpeza, o por miopía (no me gusta pensar que por complicidad, no me animo a decir eso) entró el narcotráfico. Los países que tienen narcotráfico muchas veces se transforman en repúblicas fallidas. Me parece que la guerra que le estamos planteando desde el Gobierno nacional al narcotráfico es que no pueden avanzar un centímetro más, porque ya avanzaron demasiado. Me parece que en eso hay una convicción total de que no les vamos a dejar pasar una. Estuve en París (con la presentación de la Argentina como sede de la feria internacional de ciencias 2023 y por el chamamé Patrimonio de la Humanidad por Unesco) y es un lugar un lugar azotado por el terrorismo, y ves cómo esa sociedad se defiende y recupera algo que nosotros no podemos perder que es el hecho de caminar por las veredas (después de tantos atentados), y defienden esa idea de que hay que seguir estando en los cafés, los teatros, las veredas, porque el espacio público es el más democrático que existe. La tragedia de la Argentina en este punto es que las rejas están por todos lados, tenemos que volver a poder construir un país donde podamos disfrutar como cuando eramos chicos. A veces uno escucha opiniones de que la inseguridad está vinculada con la pobreza y eso es insultar a los pobres, porque las personas -por más que los recursos económicos bajen- no por eso salen a robar. Hay que amigarse con la Policía, no podemos seguir viviendo pensando que cualquier orden es autoritario, necesitamos reconstruir la idea del orden democrático la idea del policía amigo. ¿Qué es esta tara que tenemos que seguimos viendo en el tipo que custodia el orden al enemigo? Por supuesto, si hay corrupción entre las fuerzas del orden, hay que depurarla. Eso lo vimos, a la Gobernadora [María Eugenia Vidal] no le tiembla la mano para pasar a retiro a todo tipo que esté vinculado a un hecho de corrupción.
—¿Cuánto tiempo puede demandar reconstruir todo?
—No se consigue en un día y también se trata de un cambio cultural en la sociedad, por supuesto que la responsabilidad más grande la tiene el Estado. Pero no es de un día para el otro, lo que sí es de un día para el otro es el cambio de tendencia. Ahora miro a nuestras autoridades de seguridad en el área nacional, provincial y local y digo ‘en estos tipos confío’. Miraba lo que pasaba hace dos años y digo ‘es estos tipos no confío’. Y sí, soy cuidadoso, no me gusta hablar de complicidad con el delito de las autoridades anteriores pero sí digo, por lo menos había negligencia.
—Si hablamos de economía ¿cómo será el resto de 2017?
—Mejora, cada día mejora. La inflación mejoró. ¿Salió todo tan rápido como queríamos?, no, pero volvimos a la inflación por lo menos de 2007. Uno de los cambios culturales de Cambiemos, el principal, ‘los problemas tienen solución’. Segundo cambio principal, ‘hablamos con la verdad’, cuando nos subió la inflación y tuvimos un pico en marzo, el primero que lo mostró fue el INDEC, los índices que nosotros mismos hacemos. Estoy orgulloso de pertenecer a un Gobierno que muestra que la inflación que tiene el INDEC son más grandes que los números que muestran las consultoras privadas, ¿por qué? Porque no mentimos con los números. No mentimos con los números de la Educación, las pruebas Aprender fueron un desastre. El exministro de Educación [Alberto Sileoni] dice que las pruebas estuvieron mal hechas, y lo dicen los mismos tipos que decían que había menos pobres que en Alemania. Hay sectores del kirchnerismo que tienen los pómulos de acero y el resto de hormigón armado, no todos, pero muchos sí. Hay que salir a la calle diciendo, como el exministro [de Economía, Axel] Kicillof que decía que no había índices de pobreza porque éstos estigmatizaban a la población.
—¿Lo ve a Macri en una reelección en 2019?
—Me parece que los cambios profundos de la Argentina no se resuelven en cuatro años y estoy convencido de eso. El liderazgo del mundo cambió, lo miro a [el presidente de Francia, Emmanuel] Macron y lo de Mauricio es un liderazgo muy horizontal que se parece bastante a Macron. Creo que el liderazgo de Cambiemos es más horizontal pero más consistente con lo que está pasando en la sociedad. Tratamos de equivocarnos lo menos posible. Es un Gobierno que no quiere convivir con los problemas, sino que quiere resolverlos. No vas a ver a nadie que te señale con el dedo y te indique los problemas; vas a ver, por el contrario, un consenso ancho dentro de lo que es Cambiemos que ahora está representado en todo el país.