Otro gesto que confirma un cambio en su estrategia política. El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, decidió no acudir a la cumbre convocada por el presidente Alberto Fernández para los 24 de gobernadores con el fin de firmar un acta compromiso "Acuerdo Federal para una Argentina Unida contra la violencia de género” en el marco del Día Internacional de la Mujer.
Aunque firmó el acta, ni siquiera participó de manera virtual, como sí lo hicieron otros gobernadores opositores como los radicales Gerardo Morales, de Jujuy (cada vez más funcional a los deseos del Frente de Todos) y Gustavo Valdés, de Corrientes.
Por el contrario, decidió, en cambio, armar su propio acto por el 8M en la Ciudad junto a Diego Santilli. Es más: salió a criticar al gobernador formoseño Gildo Insfrán y el escándalo político que pasa por Formosa con el regreso a la fase 1 en medio de protestas.
En este contexto, Larreta dejó trascender que no iría a un acto donde participara Insfrán, justo cuando diputados, senadores y dirigentes de Juntos por el Cambio vienen siendo parte de las protestas que allí se generaron por el oscuro manejo de las fuerzas policiales y los cuestionados centros para alojar a presuntos infectados de Coronavirus.
“Me solidarizo con todos los formoseños y condeno enérgicamente lo que está ocurriendo en esa provincia. Lo que sucedió en estos días es consecuencia de muchos años avasallando las instituciones y que en muchas situaciones no se respeta la Constitución como la aduana interna que se estableció y que impide a las personas la libre circulación”, expresó Larreta, en el cierre de su propio acto en la Ciudad junto a la secretaria de Igualdad de Género, Marisa Bircher.
https://twitter.com/horaciorlarreta/status/1368943671035518980?s=20
Estrategia
Ya la semana pasada el jefe comunal había mostrado una incipiente salida de su modo “zen” de no criticar al oficialismo. Primero, ordenó que Fernán Quirós, el ministro de Salud porteño, salga a cuestionar el reparto “inequitativo” de vacunas para la Ciudad, dado que tiene una mayor injerencia de personas de riesgo – sobre todo personas mayores y personal de salud -.
Ese mismo día, en un breve hilo de Twitter decidió defender a la Corte Suprema y a la Justicia en general criticando la creación de una comisión Bicameral para investigar jueces y fiscales que había ensayado el kirchnerismo. Incluso habló de pérdida de la “democracia” y la “República”. En el idioma larretista fue una crítica feroz.
Ante los suyos no se siente cómodo lanzando acusaciones ni metiéndose en polémicas. Es más, cree que hay que “terminar con la grieta”, como expresó hace una semana en la apertura de sesiones ordinarias en la Legislatura porteña. Sin embargo, la coyuntura parece moldear parte de esa estrategia. ¿Hubiera condenado a Formosa en otro contexto? Aunque es contrafáctico, quizás hubiera pedido a Santilli o a alguien de su equipo que lo condene por él.
Como sea, hace una semana tuvo un Zoom con Patricia Bullrich. La presidenta del PRO allí le dijo que era hora de endurecer su discurso. Él le dijo que prefería seguir por su sendero. No llegaron a discutir. Pero el cambio de estrategia parece irreversible.
ES/MC
