Américo Balbuena escuchó declarar en su contra a más de una decena de referentes de organizaciones sociales con las que durante más de una década, entre 2002 y 2013, mantuvo una relación estrecha en su calidad de corresponsal de la Agencia de Noticias Rodolfo Walsh. Ante el juez Daniel Rafecas, este ex integrante de la División Análisis de Seguridad Interior de la Policía Federal negó haber hecho inteligencia sobre las organizaciones sociales y dijo que hacía periodismo porque era un trabajo que quería ejercer tras su retiro.
"Cuando expresé que lo hacía como un hobby quise decir que era una actividad que hacía como práctica rentada de la carrera que había estudiado (...). Jamás usé la información periodística con fines policiales", dijo el acusado al declarar este jueves 16 de marzo para despegarse de la acusación.
Lo hizo después de escuchar el testimonio de más de una decena de referentes de organizaciones sociales que lo señalaron y coincidieron en que Balbuena cubría gran parte de las marchas y actividades de protesta que se organizaban en la ciudad de Buenos Aires. "Era el primero en llegar y el último en irse", fue una de las frases que repitieron quienes también indicaron que durante las entrevistas que les hacía indagaba acerca de cuestiones internas de las organizaciones.
El policía que se hizo pasar como periodista no declaró y hubo un insólito planteo
"En su momento tenía pensado ejercer la actividad (periodismo) tras mi retiro de la fuerza. Verdaderamente no iba a la casa de nadie ni a asambleas privadas. Siempre trabajaba en lugares públicos, las conferencias de prensa eran en bares, en la calle", manifestó. Fue en respuesta a los testimonios que señalaron que participaba de reuniones privadas previas a las movilizaciones u otras actividades de los movimientos.
En esa línea, Balbuena buscó despegarse de los señalamientos por presunto espionaje ilegal sobre las organizaciones políticas a las que tuvo acceso por medio de sus coberturas. "Yo de política no entiendo, no entendía, ni me interesa; me interesa hacer periodismo, poner objetividad dentro de la subjetividad en ese sentido, me gusta la profesión", declaró.
De entrada, este ex agente de inteligencia de la Policía Federal avisó que no iba a responder preguntas de las partes.
Durante su relato, entre otras cuestiones, recordó que "me costaba mucho redactar las notas" y por eso iba a la casa de Grimberg, su amigo y fundador de la Agencia Walsh, a quien le entregaba los artículos. "Él publicaba lo que quería, mi interés era tener un currículum, no quería esconderme. Yo firmaba, no tenía por qué usar por seudónimo", dijo.
"No le hice daño a nada ni a nadie", lanzó el policía retirado.
En el juicio también están acusados Alfonso Ustares y Alejando Sánchez, ex jefes de la División Análisis de Seguridad Interior de la PFA en el periodo investigado. Estos están señalados por haber bancado la infiltración de Balbuena.
La defensa interrogó a su testigo
Durante el primer día del juicio prestó declaración Sánchez, quien mostró cinco notas que intercambiaba con diferentes organizaciones políticas y sindicales en la que le pedían presencia de la PFA en las protestas y tarjetas personales de referentes de esas organizaciones. Su objetivo fue justificar el rol de la oficina que encabezaba en la fuerza federal y mostrar una relación cotidiana con esos grupos.
En esa línea, la defensa citó a Javier Echevarría, retirado de la División Análisis de la PFA, quien abonó los dichos del acusado. "Era una práctica habitual que las organizaciones se contactaran porque teníamos asignada la gestión del conflicto, custodias personales y que las exteriorizaciones (marchas o protestas) terminaran sin novedad (NdR: sin incidentes)".
A su vez, negó la existencia de fichas o planillas para recopilar datos personales y políticos de los referentes de las organizaciones políticas, sindicales y estudiantiles. "No se realizaba ningún tipo de registro de ese estilo", aseguró.
Durante su declaración también sostuvo que Balbuena "cooperó en la causa de la toma del Club Albariño de Villa Lugano y en el caso Mariano Ferreryra con tareas de inteligencia a fin de dar con el paradero de la totalidad de las personas a las que se les endilgaba el hecho".
El miércoles que viene serán los alegatos de cierre desde las 14.
AS / ED