Barrio Tablada. Así se llama el vecindario popular de la zona sur de Rosario conocido por una marcada profusión de bunkers —nombre que designa a los kioscos de cocaína— y por ser el lugar donde el viernes 29 a las 6 de la mañana cayó acribillado Luis Medina.
La víctima, de 42 años, conducía un lujoso Citroen DC3 rojo, acompañado por su novia Justina Pérez, de 23 años y de oficio modelo. El automóvil fue interceptado por otros dos vehículos de los que salieron varios hombres que comenzaron a disparar al cuerpo de Medina y de su novia, que atinó a abrir la puerta y dar unos pasos antes de caer desplomada. Medina tenía 14 impactos de bala, Pérez murió a causa de dos balazos. Además, se encontraron decenas de impactos de bala de pistolas 9 mm —las que usa la policía—. Medina, dueño de la sucursal del boliche Esperanto en Rosario y de concesionarias de autos, estaba siendo investigado por sus vínculos con el tráfico de drogas y se sospechaba que pudiera ser un jefe mafioso. Su asesinato es un episodio más de la guerra narco que asola a la “Chicago” argentina.
Sin embargo, el homicidio de Medina podría abrir una caja de Pandora en una causa que tuvo, en pocos días, tres jueces intervinientes. Hubo varias irregularidades en la investigación. Una computadora propiedad del empresario encontrada en el hotel donde se hospedaba fue periciada por funcionarios del área de informática del gobierno provincial, aunque la jueza Raquel Cozgaya indicó que sólo había pedido que se investigara su celular, ya que la PC debía ser investigada por la policía.
En el ámbito de la Justicia se señala la ilegalidad de la pericia realizada por el Gobierno. Por otro lado, la policía rosarina intentó realizar en la casa de Medina un allanamiento sin orden judicial, lo cual derivó en el pase a disponibilidad de tres efectivos. Se sospecha que los policías buscaban eliminar pruebas.
“Fue una colaboración técnica que se hizo a las personas designadas por los jueces de la causa —dijo a PERFIL el ministro de Seguridad provincial, Raúl Lamberto, sobre la PC periciada por el Gobierno—. Se siguieron los lineamientos establecidos y se preservó la prueba”.
—Los policías que intentaron allanar ilegalmente el domicilio de Medina, ¿podrían haber intentando borrar pruebas?
—Fueron pasados a disponibilidad y se les inició un sumario administrativo. La investigación judicial determinará qué responsabilidad le cabe a esos policías.
El viernes, la guerra narco se cobró otra víctima, Juan Carlos Esquivel (36), acribillado por dos hombres en una plaza mientras jugaba con sus hijas.
Las cifras oficiales dicen que sólo en 2013 murieron 235 personas por guerra narco. Los últimos, además de Esquivel, fueron Luis Mena, integrante “Los Monos”, la mayor organización narcotraficante rosarina; y Leonardo Bassi, hermano del acusado por el asesinato del jefe de “Los Monos”.