POLITICA
Movimientos por la interna oficial

Karina Milei y Nicolás Posse suman poder en el área de comunicación

La comunicacion, otro eje de disputa en el oficialismo.

Javier y Karina Milei
Javier y Karina Milei | Cedoc

Desde el minuto uno de su gestión, el gobierno de Javier Milei tuvo más de un problema con la Secretaría de Comunicación. Un área por la cual desfilaron nombres, se generaron internas y para calmar aguas y zanjar discusiones, el jefe de Estado tomó la decisión de darle poder y control a su hermana Karina, la secretaria general de presidencia, y a Nicolás Posse, su jefe de Gabinete, en detrimento del actual titular, Eduardo Serenellini.  

Fuentes libertarias, sin negar las rispideces que se generaron desde el 10 de diciembre, se limitaron a señalar ante PERFIL que los dos decretos que firmó el líder del Ejecutivo y que están publicados en el Boletín Oficial no dejan lugar a dudas sobre lo que pasó. 

La disposición de número 111 traspasa una serie de funciones y estructuras que estuvieron bajo el mando de Serenellini, como la Subsecretaría de Vocería, que conduce Manuel Adorni (cuyo hermano, Francisco, fue designado como asesor en Defensa con un sueldo generoso), y Comunicación de Gobierno, a manos de Karina además del manejo de toda la pauta y difusión oficial. Y Posse, según el decreto 110, tiene las condiciones para “administrar y controlar los medios de difusión que se encuentran bajo la responsabilidad del Poder Ejecutivo Nacional”.

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Es decir, se queda con la autoridad de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado, Télam Sociedad del Estado y Contenidos Públicos Sociedad del Estado. Una serie de empresas públicas que en La Libertad Avanza se quieren deshacer a toda costa, como lo plantearon en reiteradas ocasiones. Ante este panorama, Serenellini trató de mostrarse entero y posteó en la red X una foto con el Presidente. “Trabajando desde Olivos con el Presidente”, escribió y se encargó de fijar la imagen en su cuenta.

Como marcan dirigentes de LLA, el periodista llegó al lugar que hoy ostenta gracias exclusivamente a Milei, quien lo vio en un programa de televisión defendiendo sus ideas y no dudó en convocarlo para un puesto que había quedado vacante tras la salida de Belén 

Stleter, una persona de suma confianza para Santiago Caputo (el asesor principal del Presidente) pero quien se encontró con un margen nulo para trabajar y sobre todo sin sintonía con Karina Milei, algo clave para la supervivencia en el oficialismo. Por eso, decidió dar un paso al costado. Su salida se dio tras la dimisión de Eduardo Roust: el que iba a ser designado como subsecretario de Comunicación se fue de la gestión alegando motivos personales aunque también pesó su poca llegada al líder del Ejecutivo.  

Con el arribo de Serenellini, las críticas puertas adentro no tardaron en llegar. Primero, por su perfil alto, que incluyó reuniones por fuera del ámbito de comunicación y que se encargó de difundir 

desde el área de prensa oficial, como encuentros con empresarios de distintos rubros. Incluso, hace una semana, estuvo en un cónclave con ejecutivos de sectores comerciales y productivos con Luis Caputo, el ministro de Economía, para analizar la trabada ley ómnibus.

Segundo, porque le achacan “no bajar una línea precisa” ni estar a cargo de la planificación ni la estrategia comunicacional del Gobierno. 

“No se hizo el click de la comunicación de campaña a la comunicación de gestión”, dicen aquellos integrantes de la fuerza violeta sobre lo que pasa en el área.