POLITICA
El acto oficialista en Plaza Congreso

Kirchner pegó duro: "Por la Patria vale todo" dijo, comparando al campo con los "grupos de tareas"

En nombre de "la mesa de los argentinos" endureció sus críticas a ruralistas y calificó al acto como "la plaza más grande de la historia". Imperdible galería de imágenes. Galería de fotos

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Con un gran cartel que de Más Democracia en el palco y mientras el locutor insistía en que había 300.000 personas en Congreso (las estimaciones realistas van de de 50 a 80 mil), Néstor Kirchner  volvió a denunciar ayer que detrás de la protesta del campo se busc a "destituir al gobierno" de Cristina Fernández, comparó a los escraches de los ruralistas con "comandos civiles y grupos de tareas" y reclamó al sector que "acepte" la resolución del Congreso.

Al cerrar el acto oficialista en la Plaza del Congreso para contrarrestar el organizado por el campo en Palermo, el titular del PJ aseguró que "no vinimos a presionar a nadie" y juró que a pedido de la "presidenta" el oficialismo "aceptará la resolución, sea cual sea" que salga hoy del Senado, en referencia a las retenciones móviles.

"Cuando digo permanentemente, que acá quisieron destituir al gobierno nacional y popular, lo digo con la fuerza de la realidad: Hoy empezaron a verse abrazados unos con otros, ellos eran los que querían desestabilizar a la Patria", dijo Kirchner.

"Ahí están los que quieren enlodar las banderas de Perón y Evita, claudicando con esa oligarquía que persiguió hasta el cadáver a Eva Perón", enfatizó Kirchner en uno de los tramos más duros de su discurso. El titular del PJ se refirió así, aunque sin dar nombres, a los dirigentes peronistas que como José Manuel De la Sota, o el sindicalista Luis Barrionuevo, se reunieron con el ex presidente Eduardo Duhalde y comenzaron a formar un polo disidente.

Rodeado por los gobernadores peronistas más leales, desde un imponente escenario montado sobre las escalinatas del Congreso nacional, Kirchner acusó a esos sectores políticos de pretender "enlodar la memoria de Perón y Evita, y ahora se abrazan en contra de los intereses nacionales y populares".

Aunque en principio se creía que iba a ser el único orador, Kirchner fue precedido por los gobernadores de Entre Ríos, Sergio Urribarri y de Buenos Aires, Daniel Scioli, dos de los mandatarios peronistas más leales al gobierno.

"Se avecina un reciclaje de la política. No es otra cosa que la víbora que cambia de piel. Hay que militar pueblo por pueblo, ciudad por ciudad, y desenmascarar a aquellos que cambian la piel pero siguen siendo los mismos lobos de hace 15 años", dijo Urribarri.

También acompañaron a Kirchner los gobernadores del Chaco Jorge Capitanich; José Alperovich (Tucumán); Daniel Peralta (Santa Cruz) y José Luis Gioja (San Juan), entre otros.
A un costado estuvieron funcionarios y ministros.

En cambio, faltó con aviso el chubutense Mario Das Neves, quien criticó el acto oficialista. El palco de Kirchner fue colmado también por intendentes del conurbano bonaerense y el líder de la CGT, Hugo Moyano, dos de los sectores que mayor cantidad de manifestantes aportaron.

Kirchner caracterizó a su acto como "una asamblea popular" y como "la plaza más grande de la historia", hasta detalló, para que no quedaran dudas de su convocatoria -que el locutor oficial calculó en 300 mil- que "la gente llega hasta la 9 de Julio".

Llegó a las 16.30 y habló, a pesar de las especulaciones previas, antes de que comience el acto del agro. Desde el Congreso, Kirchner dijo "traer el mensaje de la presidenta Cristina" quien afirmó en dos oportunidades, le pidió "con lágrimas en los ojos no responder a las críticas con odio, ni con rencores sino poniendo la otra mejilla".

Comenzó realizando un balance de sus cinco años de gobierno, recordó en obvia alusión a Duhalde, que recibió el país "en llamas", y mencionó desde la cancelación de la deuda con el FMI, los cambios en la Corte Suprema, la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, para enumerar en porcentajes el descenso del desempleo, la pobreza, la indigencia y el crecimiento económico y productivo. Prometió, finalmente seguir luchando "porque por la Patria, vale todo".

Sobre ese eje de discurso, Kirchner pidió a los productores agropecuarios que "sean agradecidos no con el gobierno, sino con la Patria" y tomó la posta en la defensa de las retenciones móviles impulsadas por su esposa según repitió "en defensa de la mesa de los argentinos".

Como admitiendo dudas sobre si el oficialismo logrará número necesario en el Senado para aprobar las retenciones sin cambios, dijo que "aceptamos la resolución del Congreso nacional, sea cual sea, porque queremos más democracia y es la única forma de convivir que tienen los pueblos civilizados".

Así, arengó en alusión a las entidades agropecuarias que "esperamos que todos hagan lo mismo".
"Basta al corte de rutas, basta a los comandos civiles, basta a la quema de campos" y pidió "abrir los brazos a la convivencia y la pluralidad". "Como en las peores etapas del '55 y del '76 salen como comandos civiles y grupos de tareas, para agredir a los que no piensan como ellos, en forma vergonzosa", acusó Kirchner.

Kirchner también advirtió a la clase media que apoya el reclamo del campo que "nunca va a encontrar solidaridad en los sectores de la oligarquía" y diferenció a los pequeños productores, de los que aclaró "no son ellos el enemigo" sino "los pools de siembra que vienen a especular con el precio de los alimentos de los argentinos".